BECKA ©

Capítulo 9

                   Maratón 2/2
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Mis manos y piernas tiemblan, mientras me pierdo en la plata verde que me devuelve la mirada.

Creo que vuelve a decir mi nombre, pero no tengo control sobre mi cuerpo, cuerpo que ahora se encuentra corriendo hacia él y abrazándolo.

Sé que debería sentir miedo, pero con él no puedo.

Siempre fue mi océano de calma y experiencia. Y no lo sabía hasta ahora, pero lo extrañaba. O tal vez si lo sabía, pero era muy cobarde como para mirar al pasado y añorar algo.

-Félix- su nombre sale rasposo de mi garganta, a tal punto que no reconozco mi voz.

Siento sus fuertes brazos rodearme y apretarme más a su cuerpo en el abrazo.

Exactamente igual a como me abrazaba cuando lloraba de niña o cuando me lastimaba en los entrenamientos.

No quiero que me suelte, tengo miedo de que sea una ilusión y termine desapareciendo. Pero tengo preguntas que necesito hacerle, por lo que voy zafándome de sus brazos poco a poco.

-Te extrañé pequeña- dice y yo siento derretirme cuando me muestra su hermosa sonrisa.

-¿De verdad estás aquí?

-Estoy aquí pequeña, y no permitiré que me abandones otra vez.

-No piensas dejar de decirme pequeña? He crecido, ¿sabes?  -no puedo evitar reprocharle como siempre hacia cuando escuchaba ese apodo venir de él.

Y como siempre obtengo la misma respuesta de él.

-Sabes que le hice la promesa a tu padre de que te cuidaría como si fueras mía.

Pero el mencionar a mi padre hace que recuerde otras cosas que me borran la sonrisa de la cara.

-Por qué estás aquí Félix? - pregunto temiendo la respuesta.

-Por ti.

Juro que no me acordaba de que Rom andaba conmigo hasta que escuché que raspaba su garganta.

-Hola, soy Rom- se presenta, tendiéndole la mano a Félix para saludarlo.

-Hola, Félix, mucho gusto- responde con un apretón de manos mi oso peludo.

Quiero decir, Félix, no hay osos por aquí.

-Rom, Félix es un amigo de la infancia. Félix, Rom es un amigo de la escuela- digo presentándolos a cada uno, no quería ser maleducada.

 Aunque me siento incómoda, extrañaba a Félix, pero el que este aquí hace que mi pasado empiece a desenterrarse.

-Rom, te importaría terminar de pagar y llevar las cosas al auto? Quiero hablar con Félix un momento.

-Claro bella, yo me encargo-no despego los ojos de su espalda hasta que se aleja lo suficiente para no escucharnos.

-¿Cómo me encontraste? - pregunto en español, no quiero que nadie se entere de nuestra conversación.

-La verdad es que nunca fue difícil seguirles la pista a Emily y a ti. ¿Creías que no te iba a buscar cuando desapareciste? Me dolió que no te despidieras de mí, pero no hice nada para darte la oportunidad de regresar por ti misma, pero eso tampoco lo hiciste. ¿Por qué Rebe?  –en sus ojos veo dolor y eso logra que me duela el corazón.

-Y que debía hacer? ¿Quedarme en una casa que querían matarme para quedarse con el dinero de mi padre? ¿Quedarme en el mismo lugar que lo traicionaron? ¿Quedarme en donde Emily no era feliz?  - siento que él no merece que le hable reprochándole como si tuviera la culpa- siento no despedirme de ti, eres mi hermano y no merecías que te abandonara, pero tenía miedo y lo primero que hice fue correr.