BECKA ©

Capítulo 3

Repito.

Rom giro la silla vacía que se encontraba a mi lado y se sentó.

Automáticamente hubo silencio en la mesa, por lo que no me quedo más opción que hablar yo.

—Qué?— pregunté un tilín mordaz.

Rom me sonrió.

Detallando su risa con los datos que me acababan de ofrecer mis amigos pude comprobar lo que vi en ellos más temprano en clase, pero no quise creer.

Todo en el físicamente rezumaba sexo y rebeldía, pero si te detenías en lo profundo de sus ojos todo gritaba a peligro.

—No me vas a presentar a tus amigos Bella? Que descortés de tu parte— me contesto sin perder la sonrisa.

Algo me decía que estaba disfrutando molestarme.

—Por qué te presentaría a mis amigos cuando yo no te conozco a ti?

—Mala mía, supuse que ya habías averiguado por mi como yo lo hice por ti— ¿eso les sonó a coqueteo? Porque a mi si y mucho— me llamo Rommel, pero me gusta más Rom y algunos por aquí me llaman Gran D, pero entre nos— dijo acercándose más a mí para terminar susurrando— es un poco molesto que te tengan un título por los logros de tus padres y no los tuyos.

—Ellos son Aron, Jane y Cora— los nombro mientras voy señalando a cada uno, para después preguntar— ¿Qué quieres Rom?

—Mucho gusto chico, espero no estar interrumpiendo su plática de almuerzo— dice como si no tuviera prisa en contestarme, o simplemente no hubiese escuchado mi pregunta.

—Hola— dicen los tres a la vez.

Cora tiene esa cara que usa siempre que quiere descifrar algo que no entiende.

Jane, Jane creo que está a segundos de lanzarse sobre Rom y proponerle hacer un hijo juntos.

Y Aron, no creo que este cómodo con el nuevo intruso, lo noto nervioso y algo molesto. Cosa rara en él porque es un oso de miel y algodón.

—Rom?— repito

—Esperaba poder quedar contigo en un horario para hacer la tarea de literatura después de clases— me dice mientras presta atención a su almuerzo y come un punado de papas fritas.

Mierda

¿Cómo pude olvidar eso? Es más que obvio que tenemos que quedar en un horario extraescolar para la tarea.

—Cierto-me detengo a pensar que días tengo libre— el miércoles a las 5 pm te parecería bien?

—Claro, para ti cualquier día estoy disponible.

Y el coqueteo sigue puesto en marcha, bravo por este chico.

—Donde? ¿Tu casa, mi casa o algún café? — me pregunta mientras se levanta y acomoda la silla dejándola justamente como estaba.

—El miércoles estaría bien en mi casa, le diré a mi madre que tendremos visita.

—Tenemos una cita entonces.

—No es una cita, es estudio.

—A mí me parece lo mismo— tras esto se despide de los chicos y se va con Noah y los demás del equipo de futbol.

—Por qué se quedaron callados?

—Oh cariño, esto se convirtió en un verdadero campo magnético desde que se miraron a los ojos Rom y tu— dice Cora— todas las partículas en el ambiente estaban cargadas de energía que desprendían vuestros cuerpos.