Capítulo IV

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Ni me acordaba de cómo llegué a la cama pero Aris estaba a mi lado durmiendo profundamente, el dolor de cabeza era punzante y estaba un poco nublado el día, ¿dónde estaba el verano?

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Ni me acordaba de cómo llegué a la cama pero Aris estaba a mi lado durmiendo profundamente, el dolor de cabeza era punzante y estaba un poco nublado el día, ¿dónde estaba el verano?

Más tarde, Aris despertó y dijo que se sentía fatal. Decidimos quedarnos todo el día en cama y ver películas.

-¿Qué le dijiste a Blake ayer? Jayden dijo que se había ido molesto de la fiesta, creo que aún no llega, desde anoche.

-Le dije que dejara de tratarme así, siempre anda molestándome y ni siquiera hemos hablado. Solo me juzga, y en verdad, está haciendo desagradable este viaje, y solo llevamos un día.

-Olivia, siempre odias a todos.

-Sí, pero esto es enserio. Ayer me dijo que era una mimada, y bueno, terminó en la psicina- Aris puso los ojos en blanco.

-Así vas a seguir ahuyentado a todo el mundo.

-Mejor, no necesito que me traten así.

-Es cierto, estoy orgullosa.

-¿Y tú?

-¿Yo qué? -dijo incrédula.

-No me vengas con cosas, te gustó Jayden.

-¿A quién no le gustaría Jayden?

-Touché – nos reímos.

-No, enserio, aún ni lo conoces, pero ¿sentiste algo de química?

-Mucha, es fácil hablar con él. Pero de todos modos, no sé, no confío, siento que él y Blake son problemas.

Es cierto, con ver a ese par, además de derretirte, ya sabías que cualquier paso más allá con ellos gritaba CORAZÓN ROTO, en letras rojas mayúsculas. Y de ese que duele, que te aprieta el estómago, del que queda ahí, palpitando apenas, por lo que pudo ser.

-Sí, solo ve con ciudado.

-Tú igual con Blake.

-Yo no voy a ningún lado con Blake- dije molesta.

-Bueno, como digas.

Le tiré una almohada, Aris bajó a la cocina a buscar distintas golosinas y snacks, ninguna tenía ganas de almorzar, ya eran las dos de la tarde y venían recién despertando. Nos acurrucamos y Aris me pidió que le acariciara su pelo. Vimos una serie completa hasta que comenzó a esconderse el sol. Ian tocó a la puerta y le dije que pasara.

-Via, amor, no te has levantado en todo el día, y tú tampoco, Aris. Arriba, vamos a hacer una fogata en la playa y a conversar un rato. ¿Se animan?

Miré a Aris y se levantó para cambiarse en el baño. Ian se acercó a mí y me dio un abrazo, nos quedamos en silencio.

-¿Cómo estás? Ni te he visto.

Olivia RossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora