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Y ahora allí, la imagen de ellos dos besándose no se borraba de mi mente y la estaca tampoco de mi corazón; tenía que luchar contra ese recuerdo, ahogarlo en algún agujero de mi mente y así llevarlo al olvido; pero entre más luchaba, más perdía y estos se volvían más nítidos en mi cabeza.

Me dolía bastante y no entendía cómo tanto dolor podía caber en mi corazón, aún cuando este ya no lo soportara, seguía acumulándose más y más cada vez hasta volver al corazón pesado y luego lo desplomaba hasta los pies, dejando así solo un espacio vacío en la cavidad de mi pecho. Y dolía, dolía bastante.


[...]


Había amanecido y rogaba no encontrarme con Jae, hasta ahora, casi medio día, él no había dado señal alguna de vida.

Decidí salir, así, sí Jae me buscaba no me encontraría en el departamento. Apagué también mi celular, solo por si acaso.

El aire me pegó en la cara mientras intentaba resguardar mis manos en los bolsillos de mi abrigo. Había empezado el mes de diciembre y con él, el frío austral. Caminé por las calles que ya conocía y llegué a lugares familiares en los que ya había estado antes degustando su comida. La tarde se pasó así, pero el dolor del día anterior aún estaba allí, en alguna parte de mi interior, esperando cualquier descuido mío para vencerme. La curiosidad me invadió de pronto al recordar a WooSung, y en un intento de descifrar ese dilema, prendí mi móvil y marqué el número de JaeHyeong.

¿Hola?

—JaeHyeong, hola.—musité.

Hola, WonPil.

—¿Tienes tiempo para hablar?

Claro, ¿qué pasa?

—Es lo que quiero saber, JaeHyeong. Pasa algo con WooSung, yo lo sé. Lo escuché el otro dia hablando contigo en la madrugada.—confesé.

Oh... —hubo un silencio después de su exclamación. Los silencios así nunca son buenos.

—¿JaeHyeong? Si sabes algo, por favor dímelo.—supliqué.

Está preocupado.

—¿Preocupado de qué?

WonPil, él no es tonto. Los cambios en la actitud de Jae lo lastiman.

—¿Qué quieres decir?—pregunté, estando al borde de caer en la confusión.

Qué él se da cuenta de que Jae no es el mismo. De que su cariño parece acabarse y pertenecerle a alguien más.

Abrí los ojos como platos.

—¿Alguien más?—tragué saliva.

Jae te presta más atención que a su mismísimo novio, WonPil. Eso es obvio.—dijo, con voz severa.

—Pero... —no daba crédito a lo que mis oídos escuchaban, aun cuando ya me lo imaginaba—Yo no... —balbuceé.

Escucha, WonPil. Sé que eres una buena persona. Sé que serías incapaz de dañar a tu mejor amigo, y conozco también a Jae, él jamás dañaría intencionalmente a una persona. Pero juntos, parece que se les olvida eso.—me respondió.

—Pero yo no-

Solo no lo dañes.—me interrumpió—Él se fue porque le asegure que no era nada malo, que Jae tenía momentos así y lo convencí de que ese viaje lo relajaría, le dije que no pensara eso.

—¿No le dijiste que...?

Por supuesto que no. Pero te suplico que no le hagan daño, la última vez fueron muy obvios.

𝐌𝐚𝐧𝐮𝐚𝐥 𝐃𝐞 𝐋𝐨 𝐏𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐨 - 𝐉𝐚𝐞𝐏𝐢𝐥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora