Epílogo

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EPÍLOGO

Kim Sun era la bebé más bonita que había visto jamás. Tenía las mismas facciones de Jin, piel color miel como la mía y ojos rasgados y grandes. Pero mi parte favorita era su risa, Sunny se reía exactamente igual que su papá, con esas carcajadas escandalosas que me ponían de buen humor sin importar lo cansada que estuviera.

Y vaya que estaba cansada, ambos estábamos exhaustos. Jin había pedido un mes de vacaciones cuando nació Sun para poder quedarse en casa con nosotras y, entre los dos, descubrir el reto de ser padres primerizos. Ninguno de los dos sabía cuidar de un bebé, ni cambiar pañales, pero lo descubrimos poco a poco con ayuda de nuestra familia. La mamá de Jin nos daba muchos consejos y mis papás finalmente habían aceptado la noticia y hacían videollamada conmigo casi a diario, emocionados por ver a su nieta.

Jin se había perdido gran parte de la promoción de la nueva canción de BTS "Dynamite", pero la empresa nos había apoyado y el resto de los chicos estaban muy emocionados por ser tíos, así que lo entendieron perfectamente y le dieron el tiempo que necesitó para ajustarse a su nuevo estilo de vida. Incluso, los chicos nos visitaban un par de veces por semana, venían a ver a Sun y a ayudarnos con lo que podían. Yo llegué a acostumbrarme a que me vieran desarreglada y ojerosa, porque yo estaba permanentemente desvelada y ellos nos visitaban muy seguido. Sin embargo, a ellos no les importaba, no veían solo a visitar y traer regalos, sino que les gustaba pasar tiempo con Sun, cuidarla y, como las casas de todos estaban relativamente cerca de la nuestra, llegaban seguido a saludarnos y jugar con ella.

En cuanto Sun empezó a hablar, dentro de sus primeras palabras estuvieron los nombres de los chicos, probablemente los memorizó porque Jin le cantaba como canción de cuna el fan chant de BTS. Yo simplemente me reía de oírlo cantar en voz baja los nombres de sus seis mejores amigos hasta que Sunny se quedara dormida.

Conforme Sunny fue creciendo, Jin y yo encontramos la manera de balancear nuestra vida de padres con nuestro trabajo y escuela. Él le había pedido a la empresa una sola cosa: quería entrar a trabajar después de las 8 am para poder llevar a Sunny al kínder cada mañana. No estaba a discusión. Jin tenía una agenda muy ocupada, muchas responsabilidades y estaba dispuesto a trabajar horas extra o no tener días libres con tal de poder llevar a su hija al kínder cada mañana, por lo menos quería poder verla a diario e involucrarse en su educación.

En las tardes yo recogía a Sun del kínder después de salir de la universidad y pasaba la tarde con ella. Mientras yo hacía mi tarea, y me ocupaba de algunas de las responsabilidades de la casa, ella se sentaba a mi lado a colorear o jugábamos. Y Jin llegaba por la noche, apresurado, con la esperanza de alcanzar a Sunny despierta para poder contarle un cuento o cantarle antes de dormir. Él amaba inventarle cuentos de hadas con princesas y animales, en donde ARMY era siempre quien salvaba el día, y la moraleja era siempre la misma: Sunny era perfecta tal y como era, no hacía faltar cambiarle nada y debía amarse a sí misma en todo momento.

De cualquier manera, yo sabía que Jin se sentía culpable de no poder pasar tanto tiempo con Sun por estar trabajando, pero amaba a BTS y a ARMY, quienes habían expresado su apoyo a nosotros. El día que nació Sun, ARMY se había encargado de proyectar felicitaciones en varios espectaculares de la ciudad y nos hacían llegar sus buenos deseos por redes sociales. Así que Jin no pensaba dejar BTS jamás, simplemente se le complicaba sacar tiempo dentro de su agenda ocupada para poder pasar tiempo con nosotras.

Pero definitivamente Jin era un muy buen padre, amaba a Sunny, se la pasaba jugando con ella y la consentía mucho. Yo amaba verlos pasar tiempo juntos, incluso cuando su convivencia incluía hacer un desastre por toda la casa, como aquella vez que llegué del supermercado y me los encontré en la cocina. Jin estaba preparando un pastel de zanahoria con la receta de mi mamá porque Sunny quería probarlo pero, entre los dos, habían tirado harina y huevo por toda la cocina, haciendo un completo desastre y Sun estaba sentada en la mesa, jugando a hacer ruido con unos platos, como si fueran tambores.

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