Capítulo 14

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CAPÍTULO 14:

Tomó casi un día completo el camino desde Orlando hasta Seúl entre vuelos y escalas. Y en todo el tiempo de espera en los aeropuertos me propuse a no checar mis redes sociales. Jin tenía razón, no me hacía bien verlas.

Era Lorena, mi roomie, quien mantenía al tanto de lo que ocurría en internet. Ella se puso como loca cuando se enteró de lo mío con Jin. Me llamó casi inmediatamente y me pidió que le contara toda la historia. Yo le conté la versión sencilla: nos conocimos en clase un día y ya después me enteré que era parte de BTS.

- Pero entonces, ¿Jin ha estado en nuestro departamento? ¿Jin me conoce?-

- De hecho no, nunca ha estado en el departamento, pero sí te conoce, le he enseñado fotos tuyas-. Le respondí y ella soltó un grito de emoción emocionada.

– Tienes que presentármelo-. Me pidió. -Necesito que firme mis albums y mis photocards y mi army bomb-. Lorena estaba muy feliz por mí, pero estaba más feliz por ella, porque ahora podría conocerlo. – Con razón nunca me contabas nada, pensé que te caía mal, pero no, tenías que guardar el secreto-.

- Ah, sí, era eso-.

- Qué historia tan romántica. No te preocupes que yo me encargo de defenderte en redes-. Me dijo y se dedicaba a mandarme capturas de pantalla y links de cosas que me pudieran interesar. Aunque a veces eran comentarios molestos que desearía que no me enviara. – Le tomaron estas fotos a Jin en el aeropuerto-. Me dijo por mensaje de texto. – Le estuvieron preguntando por ti, pero no respondió nada, ni él ni ninguno de los otros chicos-. 

(En la foto: Jin)

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(En la foto: Jin)

Yo admiraba a Jin y a los demás por mantener la compostura frente a los paparazzi, jamás me habría imaginado lo abrumador que es cuando te siguen. No solo toman fotos y hacen preguntas, muchos gritan insultos o comentarios para obtener una reacción por parte de ti. Yo había seguido el consejo de Jin y traía puestos mis audífonos cuando llegué al aeropuerto, pero aún así podía oírlos gritar cosas horribles que me hacían querer voltear y darle un par de cachetadas a más de uno, pero Choi me ayudó a llegar hasta la sala VIP sin que ocurriera ningún incidente. Una vez que estuvimos en esa sala, nadie me volvió a molestar, ahí había personas de negocios que no estaban interesadas en mí.

Durante los vuelos, me dedicaba a platicar con Choi y dormir. Y cuando finalmente llegamos a Seúl, Choi me llevó directamente a mi departamento y me esperó ahí mientras yo tomaba lo que necesitaba. Puse en una maleta la mayor parte de mi ropa y el resto de mis cosas y luego fuimos a la casa de Jin.

Aunque la mayor parte del tiempo los chicos vivían juntos, muchos tenían su casa propia y la de Jin era una mansión con alberca, cancha de tenis y una cochera más grande que mi departamento en donde ponía todos sus coches. Jin había crecido acostumbrado a los lujos y, ahora que él mismo era millonario, le gustaba vivir bien, pero no era engreígo al respecto y yo era testigo de lo mucho que donaba a caridad usando seudónimos. A mí su dinero no me interesaba en lo absoluto pero tampoco me intimidaba porque sabía que, aunque Jin tenía dinero y le divertía usarlo, era mucho más que eso y jamás presumía lo que tenía.

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