Capítulo 1

325 15 12
                                    

CAPÍTULO 1:

No hay forma de guardar un secreto por tanto tiempo sin mentir. Y yo odiaba mentir, pero me había vuelto experta en hacerlo durante el último par de meses.

- ¿A dónde vas? -Preguntó Lorena, mi roomie, asustándome.

- ¡Lorena! ¿Qué haces despierta a esta hora? – Pregunté sorprendida. Estaba saliendo de casa y no me esperaba verla ahí en la cocina tan temprano.

- Siempre salgo a correr a esta hora-. Respondió ella encogiendo los hombros. Eran las 5 am, ¿quién se despertaría a esta hora por gusto? Yo lo haría solo ese día porque era una ocasión especial, pero cualquier otro sábado hubiera dormido hasta el medio día.

- Tengo cosas que hacer-.

- ¿A esta hora? –

- Sí-. Respondí, intenté dar la menor cantidad de detalles posible, pero Lorena no descansaría hasta tener una respuesta convincente, así que inventé algo rápido. -Tengo que hacer unas cosas en la capital-. Dije, lo cual era cierto, sí iría a Seúl y precisamente por eso tenía que apurarme o llegaría tarde.

- ¿A qué vas? -Siguió preguntando Lorena y yo no pude evitar rodar los ojos. Yo amaba a Lorena, no me malentiendan, era mi roomie y la única otra mexicana en el vecindario, no sé qué habría sido de mí sin ella.

Ella también se había ganado la misma beca que yo para vivir en Corea por un año y habíamos llegado en el mismo vuelo desde México, ninguna de las dos hablaba bien coreano, pero sobrevivimos juntas. Nos volvimos un equipo, nos cuidábamos la una a la otra y estábamos superando la prueba de vivir en un país desconocido juntas. Además, Lorena era una buena roomie, era ordenada, considerada y no hacía demasiado ruido, así que no me podía quejar, vivía cómodamente con ella. El problema es que era un tanto... ¿cómo decirlo? Le gustaba saberlo todo y no paraba hasta tener la información completa, en pocas palabras, Lorena era una metiche. Y eso no había sido un problema antes porque yo no tenía nada que esconder, pero ahora tenía un secreto y odiaba que ella me obligara a mentir tanto.

Yo era una persona reservada, así que guardar un secreto no era un problema, el problema es que no sabía mentir. Una cosa era abstener información, eso podía hacerlo sin problema, pero mentir... mentir se me daba fatal.

- Tengo cosas que hacer, ya me voy Lore, nos vemos en la noche-. Dije y salí del departamento antes de que ella pudiera seguir con el interrogatorio. Bajé las escaleras del edificio rápidamente y luego caminé un poco hasta la cuadra siguiente, ahí me esperaba una suburban negra. Al ver que me acercaba, Choi, el chofer, bajó del asiento del piloto y caminó para abrirme la puerta trasera.

- Buenos días, señorita Nina-. Me saludó con una reverencia.

- Buenos días, Choi-. Dije y subí a la camioneta.

Jin siempre se aseguraba de mandar a su chofer a que me recogiera para que no tuviera que tomar el transporte público cuando iba a verlo, así que ya me llevaba muy bien con Choi.

Sin embargo, siempre me recogía a un par de cuadras de mi casa para que nadie de mi edificio me viera, sería sospechoso que una estudiante como yo estuviera siempre en autos tan lujosos.

Arrancamos camino a Seúl, yo vivía en una ciudad muy pequeña pegada a la capital, casi podía considerarse parte de Seúl, pero no lo era, por lo que las rentas eran mucho más económicas y la vida más tranquila.

- ¿Quiere llegar por algo de desayuno, señorita Nina? -Preguntó Choi.

- ¿Podemos llegar por un café? –

EpiphanyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora