Al día siguiente los dos despertaron muy temprano para estar con el otro, todavía no podían creerlo. Se les acababa de cumplir un milagro.
—Te juro que varias veces he soñado con vos —le confesó Dean mientras daban un paseo— pero como te recordaba. Ahora estás muy cambiada.
Ella le sonrió:
—Me pasaba lo mismo —Ahora estaba vestida y tenía puesto el uniforme del ejército de su padre, de los Araucis, que era una remera verde musculosa con una falda tableada, también verde, con detalles en blanco.
A Dean le habían prestado un uniforme también, pero el suyo le quedaba un poco grande, cuando volvieran a la ciudad le harían uno a su medida. Se trataba de una remera mangas cortas con un pantalón corto verdes, también con detalles en blanco.
—¿Vamos a ir a atacar a Rash? —le preguntó Dean.
—No creo que sea conveniente que vos vayas, pueden atraparte de nuevo.
—A ustedes sí les conviene, si me tienen a mí, es victoria asegurada, creo que solo he perdido dos batallas en todo este tiempo.
—Qué arrogante. No presumas, yo lo decía por tu propia seguridad. Además ahora ya no contamos con el elemento sorpresa, Rash ya sabe que iremos.
—Vuelvo a decirlo, si vamos a atacarlo, no hace falta el elemento sorpresa, estoy yo.
Ella se rió.
—Te volviste muy presumido ¿no? Dean, en serio, pueden atraparte, ¿no escuchaste lo que dijo Rash? —y agregó con tono burlesco— "Eres mío, Dean, y no hay nada que puedas hacer".
—Él no puede contra mí.
—Dean, ¿tanto te cuesta escucharme? Ya te perdí una vez y no quiero volver a hacerlo, por favor, si vamos a atacarlo, vos no vayas.
—Miren quién decidió volver —escucharon una voz detrás suyo que Dean no reconoció, pero claro que lo reconoció de inmediato apenas lo vio— la alegría del hogar. O la alegría de Diana, mejor dicho —se trataba de Murt. También estaba cambiado, más grande, más alto, más fornido y fuerte.
—Murt —se sorprendió Diana, Dean se limitó a observarlo—. Yo sé que ustedes nunca se llevaron bien, ¿pero podrías ser amable? Dean ha sufrido todo este tiempo, fue muy duro para él.
—Claro, el cuatro ojos te abandonó, y ahora que volvió seguro pasás más tiempo con él que conmigo, como de costumbre, llegó mi reemplazo, no quiero que pase eso.
—¡Él no me abandonó! —le gritó Diana— ¡Por el amor de Dios! ¡Era solo un niño! Si venís a molestar podés irte, Dean y yo tenemos mucho de qué hablar.
—Me imagino, él tiene que contarte lo bien que la pasó lejos de todo esto. ¿Disfrutaste tus vacaciones mientras nosotros recibimos ataque tras ataque? ¿Qué tanto descansaste y te relajaste mientras nosotros tuvimos que enlistarnos en el ejército para defender Araucis?
—Ey —intervino Dean— no sabés nada de mí, así que no hables.
—¿Intenta callarme? ¡Ja! Creo que se olvidó de la paliza que le dimos hace años, te la puedo hacer recordar, pequeño Dean.
—Me encantaría ver que lo intentaras —le respondió desafiante él.
Murt se acercó para golpearlo, pero Dean rápidamente generó sus 10 clones, todos con los poderes de camuflaje de Diana. Eran 11 contra uno. Murt no tardó en caer vencido al suelo, no sentía ningún músculo, los clones eran demasiados, y se camuflaban cuando él iba a golpearlos, lo único que había hecho era recibir golpes.
Dean se acercó para darle el golpe final y matarlo, pero Diana se interpuso.
—¡No! —le gritó, Dean notó que había miedo en sus ojos, entonces se apartó. Observó solo por unos segundos el estado de Murt antes de apartar la mirada.
—Perdón —murmuró— Soy un asesino. —Y se retiró despacio.
Ella miró a Murt sangrando en el suelo, y luego a su amigo alejándose.
—Vos te lo buscaste —le susurró a Murt, y corrió tras Dean.
—Wow —le dijo cuándo lo alcanzó— No sabía que habías mejorado tanto.
Dean levantó una ceja y le sonrió con sorpresa por la forma en la que su amiga se estaba tomando el acto tan violento que acababa de realizar.
—Iba a matarlo —le contestó— pero gracias por tratar de hacerme sentir mejor. —Se puso serio rápidamente—. Ni siquiera lo estaba pensando, solo estaba actuando —Dean se sujetó la cabeza con la mirada baja—. Es lo que soy ahora, un asesino...
—Dean —le dijo ella buscándole la mirada— voy a quererte pase lo que pase y seas lo que seas, porque hay algo que nunca vas a dejar de ser, que es mi querido amigo Dean —y lo abrazó— te quiero mucho, y no te sientas mal, él se lo buscó.
—Sí, él vino con ganas de molestar. Hacía mucho que no era un chico otra vez. Allá todo era matar, creo que me pasé con Murt.
—Cobraste tu venganza —le sonrió ella y lo abrazó.
—¿Murt está en el ejército de tu papá también?
—Sí, se perfeccionó en el arte de la lucha y quiso entrar, mi papá no pudo negarse. Porque ahora está al mando. Se reincorporó al ejército después de ese día, el día que desapareciste, cuando atacaron nuestro pueblo.
—Ya veo. ¿Y por qué dijo eso Murt? ¿Eso de que yo iba a quitarle tiempo con vos? —pensó en voz alta Dean— ¿Ustedes no estarán saliendo o algo, no?
Diana rió.
—¡Jamás! No hubiera podido, o sea, ¡estabas muerto Dean! Dejé de ser feliz por mucho tiempo. Y Murt, nunca te había agradado, de modo que aunque sea por respeto hacia vos no podía salir con él, y no es que quisiera. Él siempre creyó que estabas vivo y que me habías abandonado, siempre me decía eso y yo llegué a odiarlo, aunque en secreto rogaba por que fuera verdad y estuvieras vivo. Yo creo que él lo decía por celos, porque si habías muerto, yo no querría salir con él.
Dean la miró extrañado y levantó una ceja, pero al cabo de un rato sonrió de nuevo. También había olvidado lo extrañas que podían ser las emociones humanas además de la adrenalina.
—Me alegra –le respondió simplemente.
Ella se rió.
—¿Te alegra saber que ganaste?
—¿Qué gané qué? —Ella lo miró detenidamente una vez más. Era Dean, su amigo de la infancia por el que tanto había sufrido. Le acarició el pelo. Él la miró sorprendido pero no se movió ni dijo nada. Era una caricia, parecida a las que hace mucho tiempo había recibido de su mamá. Ya había olvidado lo que se sentía. Era agradable, y lo relajaba. Estaba recordando lo reconfortarte que era sentirse querido, y le gustaba sentirlo de nuevo.
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Dean
Aksi"Eres un arma. Y las armas no toman decisiones" -General Rash. La vida de Dean comienza en paz en el pueblo de Araucis, pero esta tranquilidad se interrumpirá rápidamente: su vida cambiará de forma muy drástica con el desarrollo de sus increíbles ha...