Capítulo 20

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—No está... —susurró Zoey, con los ojos como platos, mientras Cra se asomaba al hueco y olfateaba. Ladeó la cabeza, mostrando su confusión—. Cranium, estás seguro de que la pusieron aquí?

El animalito no la miró y continuó inspeccionando el lugar.

Sí, sí, arca, aquí.

Zack se sacudió el polvo de la piedra de encima y negó con la cabeza.

—Pues no está, Cra.

La vi, la vi. Dejaron aquí —insistió el perro, pero los ojos de los muchachos no los traicionaban. Zoey se agachó y clavó las rodillas en el suelo lleno de escombros. Metió las manos en el hueco, pensando que podría haber alguna trampa ahí y que el arca podría estar más abajo, pero apenas sus dedos se encontraron con el fondo, varias imágenes se apropiaron de su cabeza.

Primero un grupo de soldados de antaño queguardaban una caja cubierta con un paño blanco, santo. Después, otras personasque corrían el trono y la sacaban para llevársela lejos. Lo confuso, es queambos grupos vestían igual. Todos eran templarios y aún así ella sabía, sinduda alguna, que no estaban del mismo bando.

—Se la llevaron —dijo, poniéndose de pie—. Los templarios que eran amigos de Cra la guardaron aquí. Luego, cruzaron todo este mundo rumbo al antiguo fuerte. Pero estos, los templarios que vinieron después y que no eran amigos de Cra ni de los otros, se la llevaron luego.

Zack chistó.

—Bromeas... ¿Se llevaron la caja? ¿Es que quieren que sigamos dando vueltas por todos lados?

Zoey apretó los labios y lo miró con un gesto de disculpa. Se sentía exactamente igual, entre confundida, indignada y sumamente cansada. Parecía que todo el mundo en el pasado tenía ganas de tocarle los ovarios para que no pudieran resolver el acertijo.

Se pasó las manos sucias por la cara, suspiró y se alejó del trono desecho. Camino hasta el balcón, cuya baranda también estaba rota, y se dejó caer en el suelo, frente a la imagen insondable de un reino perdido.

Ya no sabía qué hacer. Los templarios se la habían llevado quién sabía a dónde y las posibilidades de que allí hubiese algo que les sirviera para derrotar a Peat carecían cada vez más de sustancia. De sentido, en verdad. Todo lo que habían conjeturado desde hacía meses, y más en ese último día, podía ser una gran bobería. Ni siquiera podían estar seguros de quién había enviado a Zack a protegerla. Incluso podría tratarse del rey mismo colaborando desde el más allá. Quizás no lo sabrían nunca.

Ocultó la cara entre las rodillas y se puso a llorar. Estaba tan agotada de correr, de dar vueltas sin respuestas y con miedo, que de nuevo quería apagarse por un rato. Se sintió mareada y el cuerpo le falló. Estuvo a punto de caerse por completo cuando Zack apareció a su lado para sostenerla con un abrazo contenedor.

—Sh, cariño, lo resolveremos —fue lo único que él le dijo.

Durante un largo rato, la sostuvo entre sus brazos, acariciándola y besándole la cabeza hasta que el llanto de Zoey se convirtió en un murmullo apagado. Ella cerró los ojos y apretó la cara contra su pecho y no se dio cuenta de que él la alzó en brazos como un bebé —o una princesa o damisela en apuros— para sacarla de allí.

-

Se despertó todavía en brazos de Zack, pero en otra parte del palacio. Lo supo por los daños que tenían las altas paredes de ladrillos grises y negros. Giró la cabeza hacia un costado y descubrió a Cra hecho una bolita en el piso, como si estuviera durmiendo. Él no se percató de que Lapis Exilis estaba despierta, pero Zackary sí.

El arca [El dije #3] (MUESTRA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora