Capítulo 2

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Me quedé perpleja al ver tan majestuoso lugar, tan impecable y amplió.

Los pisos de mármol oscuros, las paredes blancas, tenía ese aire sofisticado. Había una clase de madera al rededor que lo hacía lucir el lugar más refinado (Cómo si fuera posible). Con grandes ventanales de vidrio que hacían ver la gran ciudad, en el centro un gran escritorio de madera marrón oscuro, a su izquierda un gran sofá en forma de L marrón y un gran librero a su derecha.

Y ahí estaba él, Benjamín, Tenía unos papeles en sus manos. Un hombre de tez blanca, alrededor de unos 23 años más o menos, a decir verdad era realmente jóven para ese cargo, tenía un traje estúpidamente elegante que se le aderia perfectamente a su cuerpo fornido y bien trabajado, azul oscuro y con una corbata de su mismo color, su cabello oscuro color azabache, lo traía un poco despeinado, pero lo más resaltante era su rostro con rasgos bien detallados, todo de él era impresionante, tenía ese aire de chico malo y sofisticado, llamaba mucho la atención. Se veía imponente un poco estresado, con el ceño fruncido mirando los documentos que sostenía.

Sin darme cuenta lo observaba cómo un pedazo de carné reciente asado, quedé hipnotizada.

La verdad es que ya lo había visto muchas veces en las noticias cómo también en los periódicos. Gracias a su apellido y su reputación. Pero nada comparado con detallarlo personalmente.

Levanto su rostro, y se relajó un poco. Así pude observarlo mejor, tenía unos ojos verdes entrelazados con un tono de amarillo y unos labios carnosos, no tan exagerados, color rosa bajó.- hizo un gesto que no pude descifrar y rápidamente una sonrisa encantadora se formó en el, aunque había algo en ella que me hacía pensar que era forzada.

O tal vez estoy alucinando.

─¿Te vas a quedar ahí parada observandome lo que resta del día.─preguntó, arqueando su ceja.

Me puse nerviosa ante su comentario y tragué saliva, la verdad es que no me lo esperaba.

Titubie un poco pero, el lo sabía, él sabía que estaba realmente bueno y me quería intimidar pero, No le iba a dar el gusto.

─Estaba esperando a que te dignaras a darte cuenta de mi presencia y no te quería interrumpir.─dije con un tono de voz seguro y relajado.

Yo no iba a titubiar.

Sabía que a las personas cómo él les gustaba intimidar y demostrar su poder, su orgullo era lo más importante, demostrar que todo a su alrededor lo podían dominar y controlar cómo le apetecíera. Demostrar que todo lo que el quería lo lograba y si le daba la impresión, la mas mínima de temor ú poder sobre mí, era algo que luego iba a pagar con quereses.

Y ese era un costó que no estaba dispuesta a pagar.

─Ya veo.─Dijo y se giró hacía su izquierda a lo que era una gran fila de un montón de documentos que tenía sobre su gran escritorio.─Toma.

Me entregó uno que al parecer es un contrato, y por la cara que tenía, creó que quería que lo firmará de inmediato.

Lo empecé a leer y no podía evitar mi nerviosismo. Levanté mi rostro y lo miré directamente a los ojos color verdes, confundida.

Qué se piensa él, no lo firmare hasta que me expliqué en que se basa.

─Ajá, es un contrato pero, ¿Qué pensabas que lo iba a firmar así sin más?.─le dije, con vos suave pero segura de mi misma.

─Unm, esa reacción fue la que esperé.─una sonrisa torcida se formó en su rostro.

¿Está loco o qué?

La fuerza inexplicable de un sentimiento]✔ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora