Capítulo 5

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Stiles se escapó como pudo de las garras de Azazel y Azazyel quienes no lo dejaban en paz ni un segundo.

El moreno y el albino ahora querían estar con él 24/7 y ya se estaba empezando a sentir abrumado de no poder estar en paz.
Veía a Azazyel todo el día en el Instituto y a Azazel prácticamente lo que restaba del día y la noche.

Parece que se había convertido en la diversión personal de ese par de demonios traviesos.

Estaban todo el día tratando de seducirlo de diferentes maneras, cada una más atrevida que la anterior. Azazyel era un poco mas "educado", pero Azazel era muy atrevido.

Azazyel era elegante, fino y muy encantador, lo trataba como si estuviese cortejandolo o algo por el estilo. Siempre le hablaba de una manera encantadora, le sonreía de tal manera que lo hacía sentir como una niña enamorada de su príncipe azul.

Azazel por otro lado era mucho más coqueto, atrevido y jugetón. No tenía filtro en la boca para decirle lo que opinaba de él, alagando su trasero, su cuerpo, su rostro o cualquier cosa que le gustara de él. Siempre lo trataba como si fueran una pareja de toda la vida provocandolo descaradamente a cada oportunidad.

Parece que a ninguno de los dos les molestaba "compartilo", ya que ambos se habían puesto de acuerdo en hacerlo suyo.

A Stiles se le hacía mucho más complicado día tras día no caer ante ellos.

Suspiro tratando de olvidarse de sus dos torturas con nombre.

Scott le había avisado sobre la manada coyotes que mencionó Derek, le dijo todo lo que sabían sobre ellos y a él le tocó como siempre investigar todo lo posible sobre los coyotes.

Aunque tenían a Malia en la manada, no había mucha información sobre los de su especie.

Había tardado un poco en buscar la información. Aunque los dos diablillos que lo atormentaban eran bastante fastidiosos, eran una valiosa fuente de información gracias a sus milenios de vida.

Así que recopiló toda la información posible y se diriguió al loft de Derek para entregarselo.

Adoraba esos momentos, por breves que fueran, de poder mirar a Derek. No importaba si el Hale lo mataba con la mirada, lo estampara con la pared o prácticamente lo humillara por ser humano. Él disfrutaba de esos pequeños momentos donde podía tener la atención del Alfa solo para él.

Soltó un suspiro resignado mientras abría la puerta del loft. Pero al mirar al interior del lugar se quedó completamente congelado.

Allí estaba nada más y nada menos que Braeden.

La mujer de piel canela estaba vestida unicamente con una camisa que obviamente era de Derek, que le llegaba hasta medio muslo y parecía que acababa de salir de una ardiente sesión de sexo.

-Ah, hola, Stiles- le sonrió socarronamente la morena al verlo parado en la puerta- ¿Qué te trae por aquí?- preguntó descaradamente sacudiendo su melena.

-Ah...¿Está Derek?- preguntó con una voz ahogada, luchando contra si mismo para recuperar el control de su mente y su cuerpo.

Se repetía una y mil veces en su mente que no era momento para llorar.
Aunque aquel nudo en su garganta no hacía más que aumentar.

-Si, está bañandose, baja en un segundo- le respondió ella mirandolo de arriba a abajo con desdén mientras caminaba sacudiendo sus caderas.

-Uhn...¿Podrías....?- Stiles se quedó mudo cuando Derek llegó al lugar.

El hombre lobo estaba recién salido de la ducha, con su fornido y musculoso cuerpo de dios griego humedo por el agua, tenía su cabello mojado haciendo que le goteara el agua por todo su esculpido cuerpo.
Vestía solamente un pantalón holgado dejando al descubierto su maravilloso torso desnudo.

¡¡Él es mío!! {En Correción}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora