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La gente no dejaba de llegar al palacio y el salón principal de este fue llenado por varias personas que esperaban al príncipe emocionadas, la música clásica resonando por cada una de sus paredes.

Los reyes platicaban alegremente con los invitados, en especial la amable reina Boyoung, por cada persona que se acercaba a ella, ella les recibía con una cálida sonrisa. Todas y cada una de las personas presentes ansiaban por ser recibidas por su cálida sonrisa.

El rey sin embargo, miraba a todas las personas con una mirada seria pero amable, no era tan sonriente como su esposa pero no quitaba el hecho de que jamás sería descortés con alguien de su reino que tanto amaba.

Aquella ceremonia era hecha para darle la bienvenida al príncipe, pero con otro motivo en especial, el verdadero motivo, un motivo oculto que ni la misma reina sabía sobre qué esa era la verdadera razón de la ceremonia.

En aquellas invitaciones elegantes, se especificaba que por orden del rey, todas y cada una de las doncellas del reino debían estar en aquella ceremonia. Y es que el rey ansiaba por ver a su hijo comprometido, junto a muchos nietos.

El monarca lo hizo a escondidas de su esposa porque sabía que sería regañado por esta, ya que ella sabría rápidamente que había una razón más, una aparte de la ya mencionada, una razón que el rey por más que amara a su hijo no se quería atrever a ni pensarla.

Esa razón, ese motivo, que se lo llevaría a la tumba de ser posible.

Hyung sik miró a su alrededor y al no encontrar a su hijo llamó a su secretario, ordenandole que vaya por él.

El príncipe Jimin por otro lado, aún se encontraba dentro de su gran habitación viendo como su mejor amigo acomodaba minuciosamente sus ropas.

— Ya estoy listo, eres tan perfeccionista Kookie.

Comentó mientras admiraba el rostro de concentración de su amigo, rostro siendo iluminado por las luces frías de su habitación.

Se sentía extraño cuando lo miraba, algo dentro suyo hacía que se emocionara y su corazón latiera frenéticamente con el simple hecho de estar a su lado o con un pequeño roce de sus manos, pero lo relacionaba a un sentimiento de amor fraternal o tal vez una amistad profunda.

Porque no podía ser otra cosa, ¿verdad?

— Su majestad me dijo que no quería ni un solo error, además, tienes que deslumbrar más que nunca, después de todo esta ceremonia está hecha para ti. — dijo Jungkook enderezandose con una sonrisa satisfecha al ver que el traje del príncipe estaba en perfectas condiciones.

Sus ojos se encontraron al subir la mirada hasta los ojos contrarios y algo dentro de Jungkook se emocionó, había extrañado esa conexión que sentía con Jimin cada que se miraban, cuatro años de tortura estando lejos de él.

Pero ahora que estaban juntos nuevamentente, ahora que se miraban de esa manera.

Los ojos son las ventanas del alma, tu puedes mentir mejor que nadie, pero tus ojos siempre te delataran, hasta el mentiroso perfecto puede ser delatado solo por sus ojos.

Los ojos de Jimin le decían algo a Jungkook, algo que ni el mismo se daba cuenta que estos estaban diciendo.

Y aquello que sus ojos confesaban ilusionaba a Jungkook.

Lo ilusionaba tan mal.

¿Será correspondido? ¿Son esos mismos sentimientos que yo conozco tan bien los que él siente? Se preguntaba Jungkook soñando con que la respuesta a sus dudas sea un "si"

Lo había pensado desde meses antes que Jimin volviera de Seúl, quería resolver sus dudas sobre lo que sentía el principe por él.

Pero había algo que lo hacía dudar y cohibirse de preguntar, de declararse.

[PAUSADA] I wish I was Cinderella || KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora