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―¿Prometes que no estás enojada?

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―¿Prometes que no estás enojada?

―Ya te dije que no, pero sabías que me gustaba, SunHee. No me enoja, me decepciona. Quiero decir, no es mío, solo que existen códigos de amistad. ―Suspiré exasperada―. Al menos pudiste esperar más tiempo. Apenas fue una semana, Sun.

―Lo siento, en serio. Es solo que JeongGuk es muy guapo. ¿Quién podría rechazarlo, MiMi?

―Como sea. No te quiero cerca cuando estés con él y espero que no preguntes por qué. ―Me levanté cargando mi mochila para salir del comedor común―. Suerte con él, tengan una linda relación.

―A veces eres demasiado madura, MiMi. Si yo fuera tú, ya me habría tirado del pelo y no volvería a hablarme.

«Sí, pero no eres yo», pensé.

Ella era Im SunHee, mi mejor amiga desde que nuestras mamás nos pusieron en la misma habitación cuando aún usábamos pañales y babeábamos con los mordedores. Ellas eran buenas amigas desde el primer año de universidad. Decían que eran almas gemelas, a lo que nuestros papás siempre se hacían los ofendidos. Ellos cuatro se llevaban muy bien, así que crecimos juntas y nos hicimos amigas. Además, éramos vecinas. El paquete completo perfecto para una amistad de ensueño.

Lo fue hasta que empezó un noviazgo con mi crush. Así de mucho le importaban mis sentimientos. Vaya mejor amiga obtuve.

Paseaba por los patios del instituto tomando aire y viendo al resto de personas caminar. Tenía que matar mi tiempo de alguna forma hasta tener mi siguiente clase, después del almuerzo.

Vi a JeongGuk a unos metros y me detuve en seco. Estuve a nada de dar la vuelta para irme en la dirección opuesta, pero un saludo en forma de grito me hizo detenerme y rodar los ojos cuando sentí la atención de tres personas sobre mí. «Maldito HoSeok».

Me acerqué con paso pesado obedeciendo las señales de Hobi y él puso su brazo sobre mis hombros con su sonrisa radiante de dientes rectos y largos. Él había sido mi novio al inicio del instituto, pero no fue algo serio. Empezamos por una apuesta y al final nos hicimos mejores amigos. Ninguno se enamoró.

―¿No es linda mi ex? ―Tocó mi mejilla con su índice.

Vaya bochorno.

―MiRae, tengamos una cita hoy. Vamos al cine. ―TaeHyung levantó y bajó sus cejas de forma juguetona. Me encantaba su personalidad 4D.

―Mañana, Tae. Tengo tarea acumulada.

―Te vas conmigo después de clases. ―Me apuntó y asentí sin dudarlo.

JeongGuk, por su lado, seguía ahí. Tenía los brazos cruzados y me veía con la ceja levantada. Maldita la hora en que me hice amiga de algunos de sus amigos. Pero que se joda, Hobi y TaeTae eran de los mejores chicos que conocí en la vida.

―Oye, ¿dónde está Sunny? ―preguntó de la nada y mi corazón se rompió.

―Estaba en el comedor. ―Me encogí de hombros como si me diera igual.

Él asintió, me agradeció, se despidió de todos y se fue con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón. Habiendo tantas chicas, tenía que gustarle mi mejor amiga.

Para él, mi nombre era "oye" o "niña". Decir MiRae no era la gran cosa, solo dos malditas sílabas que nunca habían salido de sus labios. Sin embargo, él nunca había dicho mi nombre y estaba muy segura de que ni lo sabía.

―¿Estás bien, babe?

―No. ―Negué con una sonrisa triste―. Pero lo estaré, Hobi. JeongGuk no es el único hombre del planeta.

―¡Eso! ―TaeHyung levantó su mano para que la chocara―. Él zopenco no sabe el error que cometió. SunHee ni siquiera es su tipo.

―Solo espero que estén bien juntos. Al carajo mis sentimientos.

Babe, sabes que estamos aquí. Incluso podemos hacer de casamenteras para conseguirte una pareja.

Le sonreí con sinceridad. ―No es necesario. Me daré tiempo con respecto a tener crushes y parejas. Nunca me ha ido bien en eso.

―¿¡Y yo qué!?

―Acabamos siendo mejores amigos, no diría que fue un éxito.

―Cualquier cosa, TaeHyung o yo podemos servirte de citas para los bailes.

―Les quiero mucho, chicos. De verdad, por ustedes no ando hundida en depresión y comiendo helado.

―¡Oh, es verdad! ―TaeHyung exclamó recordando algo―. No te olvides que prometiste acompañarnos a nuestra presentación del domingo.

―Sí, lo sé. Si le patean el trasero a la otra escuela, les invitaré a comer ternera.

―¿A todos?

―No, solo a ustedes; no tengo tanto dinero. ―La campana sonó―. Vamos, Hobi. Tenemos clase. Adiós, Tae.

―Les veo luego.

Nos despedimos y cada uno fue a su clase. Amaba el hecho de que Hobi y yo estábamos en la misma. Sin su apoyo moral, habría saltado por la ventana hace una semana. Bueno, solo estoy siendo exagerada. En realidad, sin él, hubiera llorado todo el día hasta tener una piscina salada.

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⍉ growing pains; jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora