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―Escóndete detrás del escritorio, ¿ya? ―TaeHyung apuntó―

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―Escóndete detrás del escritorio, ¿ya? ―TaeHyung apuntó―. Te haré un favor enorme, MiRae, porque necesitas saberlo.

―¿De qué hablas?

―Ya verás u oirás. ―Me enseñó su sonrisa cuadrada―. Hazme caso, ya vengo.

Con rapidez, salió del salón y yo le obedecí. Me acomodé detrás del escritorio con la espalda recargada en la madera y mis piernas pegadas a mi pecho. No cuestioné mucho tampoco, porque él solía tener ideas extrañas. Estuve jugando con mis dedos hasta que escuché la puerta cerrarse. Opté por empezar a prestar atención a lo que vendría.

―¿Por qué no solo lo aceptas? ―inició TaeHyung. La pregunta era dirigida a no sé quién.

―No sé de qué hablas, hyung. ―Oh, ya, era para JeongGuk.

¿Qué se suponía que debía escuchar? No me sentía bien de estar husmeando en una conversación ajena. Pese a que Tae me dio permiso y fue él el de la idea, no me agradaba. Ser chismosa no era algo para mí. Otros dirían que no tiene lógica, porque las mujeres siempre son metiches, pero era una generalización ofensiva.

―Te gusta MiRae, se te nota. Actúas igual que cuando te gustaba EunHa. ―«¿Quién es EunHa?»―. Igual de inmaduro, Guk.

―Solo tú te has dado cuenta, porque me conoces, Tae, pero MiRae no tiene idea y he intentado que lo note.

¿Cómo exactamente había sido eso? ¿Acaso fueron las veces que pensé que jugaba conmigo? Para mí fue y será eso: un juego para él. Nunca sentí que me estuviera tomando en serio. Parecía que me buscaba para no aburrirse.

―¿Por qué saliste con Sun entonces? Si sabes que te gusta MiRae, ¿por qué le rechazaste?

―Ella lo entendió así. Se fue sin dejarme terminar de hablar.

―Ni HoSeok ni yo sabemos qué le dijiste, no quiso decirnos, pero ella estuvo muy mal. Lloró muchísimo, no te haces una idea. ¿Qué tan idiota tienes que ser para lastimarle de esa forma cuando te gusta?

―Créeme, hyung, yo no quería lastimarle y menos rechazarle.

―¿Entonces qué? ¿Cuál fue tu magnífica idea?

―Solo bromear y luego decirle que no hablaba en serio. Que también me gustaba. Luego ella se emocionaría, me abrazaría e incluso le besaría.

―Guk, hasta le devolviste la jodida carta. ―Su voz sonaba más grave. Parecía que le estaba recriminando lo que hizo―. Puso mucho esfuerzo en ella, para que no te burlaras o algo así y actuaste de forma tan inmadura.

―Sí, ya lo sé. No me siento orgulloso de lo que causé.

―¿Y SunHee qué? Porque déjame decirte que eso acabó por lastimarle. Sé que MiRae no lo expresa, siempre actúa fuerte y madura, pero le dolió más de lo que imaginas, lo vi en sus ojos. Habiendo cientos de chicas, ¿por qué con su mejor amiga?

―Ella estuvo de acuerdo en ayudarme. Nunca estuvimos saliendo en serio, solo era una prueba. Quería que MiRae viniera a mí, que me pidiera escogerle por sobre Sunny y yo lo haría. Hubiera hecho lo que me pidiera, hasta me tiraría de un puente si lo dice.

Claro que nunca le iba a salir. ¿Cómo podía pensar que haría eso? Sería traicionar a alguien importante para mí y, suponiendo que era real, también le lastimaría.  Yo era del tipo que se aleja antes de decidir meterse y arruinar algo.

―Me doy cuenta que no conoces a MiMi en absoluto. ―«Gracias TaeTae, tú si me conoces»―. Ella se respeta a sí misma y a quienes quiere.

―Me di cuenta, joder. Incluso Sunny dijo que ella no iba a caer y no le hice caso. Me gusta tener la razón, pero con MiRae nunca la tengo. Siempre me equivoco con ella.

―¿No se te ocurrió solo, no sé, ir a explicarle de inmediato? ―inquirió con ironía desbordante―. Hubieras ahorrado drama y tiempo. Estuviste un mes con el mismo teatro.

―Cada vez que se cruzaba conmigo se daba la vuelta para irse en la dirección opuesta ―le respondió cansado. Bueno, esa se la daba, pero es que era difícil no hacerlo―. Sabía de sobra que no quería verme ni hablarme y me desesperé. Me estuvo evitando vez tras vez.

―A veces eres muy idiota. ―Suspiró de forma audible―. ¿Sabes qué era mil veces más fácil que querer darle celos?

―No quería darle celos ―dijo muy bajo.

―Como sea que tú le llames a eso. ―Pausa―. Era más fácil pedirle a SunHee, a HoSeok o a mí que te ayudemos a hablar con MiRae. Créeme que hasta les hubiera encerrado para que se arreglen.

Fruncí el ceño con diversión por la ocurrencia. En realidad, de haber sabido que quería hablarme, habría accedido. No era una chillona que evadía los problemas, solo le evité porque me daba vergüenza y detestaba que mi corazón no hubiera entendido que debía dejar de latir por él.

JeongGuk hizo muchas cosas mal, sin duda. Tomó los peores caminos que vio.

En el fondo, también me parecía irreal lo que estaba escuchando. Recordaba sus palabras el día que me devolvió la carta. Nunca habría sido capaz de suponer o especular que estaba bromeando. Sus gestos eran tan serios y fríos que parecía en serio. Oh, ya sabía algo más de él: podía ser buen actor.

―No creí que tú o Hobi hyung quisieran ayudarme.

―A veces solo hace falta preguntar, Guk.

―A veces solo hace falta preguntar, Guk

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⍉ growing pains; jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora