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Paradise Hideout, ese es el nombre del mayor refugio existente en el mundo de los demonios, un hogar exclusivo para los niños ganado.

Aquellos que nunca llegaban a la edad adulta.

Cambio por completo.

Ahora, niños vivían en este pequeño paraíso, ayudaban a mantenerla en funcionamiento y de seguir lealmente a su salvadora.

Ella alguna vez fue una de muchas niñas ganado, pero tuvo la determinación y fuerzas suficientes para cambiar el mundo por el bien de todos. Su nombre es Emma y junto a varios de sus amigos, ya adultos controlan este refugio.

‒ ¡Regresaron! -se escuchó la voz de un muchachito desde las alturas en el refugio, desencadenando muchas sonrisas- ¡Abran las puertas!

‒ ¡Llamen a la jefa! -grito otro jovencito entre la multitud de niños que corrían hacia la entrada.

Una niña se asomó por los barandales del refugio, al escuchar el grito y corrió hacia una habitación donde había una jaula que abrió para liberar al ave en su interior.

Para ser específicos un búho blanco, el cual voló entre tantas personas. hasta llegar. A una ventana en específico donde empezo a picotear el vidrio.

‒ Hay mucho alboroto ¿Buenas noticias? -una mano abrió la ventana para acariciaba al búho- Debo ir a darles la bienvenida.

Una sonrisa se formaba en el rostro de la jefa, no pudo asomarse más por la ventana cuando una mano masculino sujeto su brazo y la aparto, de paso espantando al ave, resultaba ser su segundo al mando.

‒ Si te ven, se preocuparán -un hombre joven de cabellos negros estaba obligando a la mujer de cabellos naranja a sentarse frente a su oficina- Estas despeinada... más de lo normal, se nota que no dormiste por trabajar.

‒ No es fácil ser la líder, Ray -estaba tan cansada que le pidió el favor de que la peinara- Yo también quiero ir a una exploración ¿Hace cuánto que no salgo?

‒ Hace unos cinco meses, en los que no haces desastres.

La puerta de la oficina de Emma se abrió, dejando pasar a un hombre que les doblaba la edad, Yuugo y otra de sus hermanas de granja, Gilda, quien les traía algo para tomar.

‒ ¿Ahora el cíclope somnoliento es peluquero? -el mencionado se enfadó ya que estaba desenredando el cabello de Emma con las manos- Y la pequeña jefa ¿No piensas bajar?

‒ Todos esperan tu llegada -Gilda soltó una risilla.

‒ ¿Quiénes regresaron? -Emma suspiro- Ya ni me acuerdo de cuantos grupos fueron de expedición

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‒ ¿Quiénes regresaron? -Emma suspiro- Ya ni me acuerdo de cuantos grupos fueron de expedición.

‒ Podrías dejarle más trabajo al pelado ese -Yuugo exclamó ofendido- No sé para qué quieres salir si seguro ya olvidaste todo lo que te enseñe.

Un Papá en Grace Field HouseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora