7. Lillie

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Capítulo 7

Bella

La verdad esa noche no dormí mucho pensando en unas cosas y otras.
Un loco drogadicto había atropellado a la madre de Stella y además la operación no salió como debería haber salido, Noah y yo estábamos enfadados, a ver, eso no era tan importante pero es que tengo que compartir piso con el, ¿sabéis?

Bueno, eran las siete y media de la mañana y ya no me podía dormir así que me levante frotándome los ojos y me vestí sin hacer ruido para que Stella no se despertara.

Fui andando sigilosamente hasta la cocina para hacerme un café y unas tostadas pero, para mi sorpresa Noah estaba desayunado en la mesa de la cocina. Al lado tenía los peces en un acuario redondo con algunas plantas.

Estuve pensando unos segundos si saludarle o no, al final termine saludándole como una idiota.

- Emm... Buenos días.

Eres tonta.

Gracias.

- Mhm -contestó el serio y con la boca llena.

No pude evitar sonrojarme.

¿Cómo podía ser tan imbecil? La noche pasada habíamos discutido y ahora le saludaba. Definitivamente tenía que pensar las cosas antes de decirlas.

Al final me hice mi café calentito porque estábamos en marzo y las tostadas con mermelada y queso Philadelphia.

Me senté en el único sitio que había libre, al lado de Noah claro, y empecé a comer.

Estuvimos en silencio hasta que Noah le interrumpió.

- Ya veo que no me haces ni caso, Bella. Te dije que no trajeras a Stella a casa y terminaste haciéndolo.

- Estaba triste, Noah. Acababan de atropellar a su madre, ¿qué querías que hiciera? Es mi amiga, necesita apoyo. Además no soy tan fría como tú.

- Me da igual como seas, solo te he pedido una cosa desde que has llegado: no traigas a gente a mi casa.

- ¡No me parece bien que digas eso! ¡Se supone que Stella es tu amiga, tendrías que ayudarla y no ir a por unos peces en vez de ayudar y apoyar a tu amiga!

- ¡Me gustan los animales!

- ¡Me da igual! ¡Debería importarte más la madre de tu amiga!

- ¡No!

- ¡Si!

Siempre discutíamos diciendo no y si. Cosas.

- ¡No!

- ¡Si!

- ¡Vete de mi casa!

- También es mía, ¿lo sabías? -dije riendo.

Al menos se había calmado el ambiente.

- Me da igual -dijo señalando la ventana.

No pillaba muchas indirectas pero esa si la entendí.

- ¿Quieres que me vaya por la ventana?

- Si.

- Pero si estamos en sexto, loco.

- Gracias por recodármelo, no me acordaba -contestó sarcásticamente.

Puse los ojos en blanco.

- Odio tú humor.

- Y yo te odio a ti.

Después de eso me fui (por la puerta) dando un portazo.

No soportaba a Noah, que pesado se ponía.

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