8. El partido de baloncesto

17 4 0
                                    

AVISO: los de la foto no son ellos, es la única que he encontrado.

Capítulo 8

Bella

Ya eran las tres menos cuarto de la tarde cuando terminamos de comer.

- Voy a explotar -dijo Max.

- No me extraña, te has comido medio restaurante -respondió Noah burlón.

- Tampoco ha sido tanto -siguió Max -. Solo una hamburguesa extra de queso, una Coca-Cola, un trozo de pizza, patatas fritas, una palmera...

- Vamos, que no te ha servido de nada andar -interrumpió Stella.

- Bueno, si tenía hambre -dije yo todavía con la sudadera de Noah.

- Eso no es tener hambre eso es tener más hambre que mi padre, y mira que es difícil -rió Noah.

Nosotros también nos reímos.

La verdad, no se que le había pasado a Noah. Habíamos discutido hacía unas horas y ahora estaba como si no pasara nada. A veces era tan raro.

Estábamos saliendo cuando el móvil de Max sonó.

- Mierda -lamentó el.

- ¿Qué pasa? -pregunté.

- Lillie -dijo el.

O no.

- ¿Max? -oí que decía.

- Emm... Hola Lil.

- ¿Dónde estás? Te estoy esperando.

- Si, ya estoy llegando no te preocupes -respondió nervioso.

La verdad no se como no me acorde de que había quedado con ella.

- Vale, no tardes que se queda frío el café.

- Ahora nos vemos, preciosa.

- Hasta ahora.

Ella le colgó primero.

- ¡Me voy! -dijo alejándose -. ¡Adiós chicos!

- ¡Adiós! ¡Pásalo bien! -grité yo.

Ninguno le dijo nada.

- Bueno, ¿qué hacemos ahora? -preguntó Stella.

- Pues por lo menos yo tengo que ir a casa a ver un partido de baloncesto -dijo Noah.

- Yo también, tengo que terminar un trabajo para el colegio -añadí yo.

- Entonces... yo me iré a mi casa -lamentó.

- Si quieres venir no pasa nada Stella -dije yo.

- No, la verdad necesito estar sola un poco. Necesito tiempo para pensar.

- Vale, pero no lo pienses mucho no te comas la cabeza. Lo que tenga que pasar pasará.

Ella asintió.

- ¿Quieres que te llevemos a casa? -preguntó Noah.

¿Qué le pasaba? Ese no podía ser el.

- Voy andando, así me da el aire en la cara un poco.

- ¿Estás segura? -no quería que se fuera sola.

- Segurísima.

- Pues nada, evita que tus pensamientos se apoderen de ti. Distráete -no me creía que eso estuviera saliendo de la boca de Noah.

Todo contigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora