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Ahora entendía que tanta mala cuea en el amor, ahora se estaba convirtiendo en sentirme la persona más afortunada del mundo.

Llevábamos una semanita 10/10.

Lo único penca era que además de las personas de la junta del otro día, nadie más sabía.

¿Se imaginan pololear con la personita que les gusta, y no poder dedicarle públicamente canciones, no poder comentar "marcando territorio", ni subir historias en sus citas?

Pero bueno, así es la vida.

Para que después no me anden pelando y diciendo que lo único que hago es hablar de él, les cuento del baile.

Finalmente había llegado el día, y estaba en el baño con la Fefa terminando de arreglarnos.

Mi mami no solo me había venido a ver, sino que según ella me había traído LA sorpresa, y no podía esperar para saber qué era.

Salí del baño después de la típica selfie, y fui a buscarla.

-Ay mijita que están lindas, ¿nos puede tomar una foto?- le preguntó a alguien que estaba de espaldas a ella, y cuando se volteó no lo podía creer.

-Bueno tía, después yo también quiero una eso sí-.

Está demás decir que salimos preciosis en toas toas toas.

-¿Qué estai haciendo acá?- le pregunté una vez que estuvimos a solas.

-La tía me preguntó si quería venir a verte y acepté po, ¿por?-.

-Porque no sé cómo me estoy aguantando pa no hacer nada- suspiré, obteniendo como respuesta una de sus típicas sonrisas confiadas.

-Igual las voy a grabar, si me lo pidieron-.

-omg, ¿20 o 22?-.

-Seguro te voy a decir, ya ahora anda a bailar-.

-Mandón nomás-.

•••

Pa qué decir lo obvio.

El baile nos salió de pana banana, el público se paró para aplaudirnos, el Pulgar fue hacia el escenario y se arrodilló para pedirme matrimonio.

Ya bueno, a lo mejor exageré un poco, pero sí es cierto que nos lucimos.

Ahora que estábamos de mini vacaciones, solo quedaba loquear.

El vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora