32

454 30 0
                                    

-Mami ¿qué hay en tu mano?-.

Miré al Erick esperando que leyera mi mente suplicándole por ayuda, habíamos hablado de contarles antes para que no los tome por sorpresa, pero ahora que había llegado el momento preciso, caché que no tenía idea de cómo darles la noticia.

Por suerte habló él.

-¿Se acuerdan en Disney cuando hablamos de casarnos?-.

-Sip-.

-Su papi me pidió matrimonio, ¿les gusta?- Interrumpí.

Antes de darme tiempo a reaccionar, ya se habían lanzado hacia nosotros para abrazarnos.

-Ahora vienen nuestros amigos para contarles, ¿quieren dejar que lo hagamos nosotros?-.

-Bueno, y comemos pizza-.

-Trato, ahora me ayudan a pedirla-.

Sonreí al ver lo bien que se llevaban, y fui a mi pieza a prepararme para el gran momento.

No todos los días puedo decir que me voy a casar con el amor de mi vida que también me ama.

Estaba tomando la selfie de aprobación, cuando entra mi prometido.

-Amor, ya llegaron-.

-Ya voy, espérame- dije, yendo a encontrarme con él y dándole un piquito pa la buena suerte.

Aunque sentía que hoy lo necesitaba yo más que él.

¿La razón?, ya ni siquiera recordaba la última vez que vinieron todos a una junta, las mariposas que sentía en mi estomago se estaban enredando, formando un nudo que podía verse a través de abdomen.

O bueno, tal vez estoy exagerando un poco, pero así lo sentía.

Si algo sabía, era que debía dar esta noticia luego si quería disfrutar el resto de la fiesta, así que después de recibir a todos y poner algo de música para el ambiente, hablé.

-Antes que nada, les quiero agradecer por venir, sé que tenían cosas que hacer así que lo valoro, gracias.

-¿Estai embarazada?-.

-Qué chucha, no-.

-¿Y entonces?-.

Levanté mi mano pa mostrarles el anillo, y sonreí mirando al joven a mi lado con nuestros hijos en sus brazos.

-No-.

-Congrats, sabía que iba a pasar-.

-Por fin el culiao se puso vio-.

-Weona no te creo, los felicito-.

-¿Y cómo fue?-.

-Se lo pedí aquí en la casa mientras me trataba de pelear-.

-Ya pero cuéntalo bien, yo lo único que sé es que le pregunté qué éramos y cuando me doy vuelta, estaba arrodillao con la cajita-.

-¿Y los bebés están felices?-.

-¡Sí!-.

-¡Ehh!, a ver vengan con la tía Fefa-.

-Y con el tío Vicho-.

El Erick aprovechó que su brazo quedó libre para abrazarme por la cintura y atraerme hacia él disimuladamente, haciéndome sonreír.

Ni idea de por qué estaba tan nerviosa, si era obvio que se iban a alegrar tanto como nosotros.

-¿Y han hablado de cómo quieren la boda?-.

-Mira, hasta ayer la diosa de aquí no sabía qué éramos, así que no, pero yo creo que algo chico nomás-.

-Ojalá en la playita viendo el atardecer-.

-Y obvio que con todos ustedes, mi suegrita, mi mamá...-.

Y así pasamos el resto de la tarde, hablando de nuestras ideas, aceptando otras, y sobre todo, soñando.

El vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora