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Eren estaba agotado, Levi había ordenado que entrenara todo el día con Marine, y ella parecía tener más energía que nunca una vez que los habían dejado solos.

-Vamos, titancito, muchos abdominales, poco rendimiento- dijo en burla la castaña, sonriendo y pegando saltos en posición de batalla para no enfriarse.

-Mar, entrenamos todo el día, por favor- dijo, cayendo rendido en los brazos de la chica, quien sonrió tiernamente.

-Está bien, creo que un combate de 5 horas está bien- dijo ella, levantándolo -Ve a estirar y luego bañate, apestas a vómito de titán- rio ella, echándolo, mientras veía cómo se alejaba para estirar sus músculos.

Ella se adentró a la cabaña y se dirigió al baño para darse una ducha antes de que Eren consumiera todo el agua caliente. Se desvistió, abrió el paso del agua y comenzó a enjabonarse con calma, estaba realmente relajada.

Pensaba en que tenía a toda la gente que quería a su lado, aunque su abuelo había fallecido varios años atrás. Pensaba en Eren, en lo que sería para él tener tanta responsabilidad sobre sus hombros, y se aseguró de estar siempre a su lado, aunque fuera solo moralmente, ya que físicamente Mikasa dejaba su vida por él. Pensó en su hermano y no pudo evitar sonreír, sabía que algún día terminaría como comandante. Hasta que cierto azabache cruzó su mente, y frunció el ceño aún con los ojos cerrados. Aquel capitán parecía más dispuesto a hablar con ella, no la castigaba nunca, le daba tareas importantes.

Le confiaba el uso de su nombre.

Cerró el agua con la mirada perdida y tomó la toalla para envolver su cuerpo con ella, salió del baño y vio que del otro lado del pasillo, venían Erwin y Hange hablando caminando en su dirección. Abrió los ojos dándose cuenta de que estaba desnuda y había dejado la ropa en su habitación, que quedaba en el piso de abajo, por lo que se metió rapidamente a la habitación que se encontraba en frente de ella, cerrando los ojos y escuchando cómo el comandante y la capitana caminaban y hablaban. Cuando escuchó que ambos entraron a la habitación del rubio, suspiró y abrió los ojos, para ver a un azabache cruzado de brazos sentado en la silla de su escritorio, mirandola con una ceja levantada y cierto brillo en los ojos.

-Menos mal que era tu habitación- suspiró aliviada, logrando que él la mirara con mayor extrañeza -Hubiera sido mejor que no estuvieras dentro, pero bueno, podría haber sido peor- rió y abrió la puerta -Adiós Levi, lo siento, gracias- dijo y cerró la puerta detrás suyo.

El capitán se giró hacia el escritorio y tomó su cabeza entre sus manos, tratando de relajarse. No podía pensar de ella de esa manera, todo podría salir mal.

Me estás matando, Marine pensó, levantandose y yendo a la cocina a hacerse un té negro.

-¿Qué te tiene tan malhumorado?- preguntó Hange sorprendiendoló, mientras él tomaba una pava para hervir el agua -Bueno, más de lo normal me refiero- comentó ella riendo, por lo que él negó con la cabeza.

-Nada que te importe, cuatro ojos de mierda- escupió sonando brusco, pero sabiendo que la capitana lo entendía.

-Comprendo- contestó ella, y por un momento el azabache pensó que había logrado sacarsela de encima -Mal de amores- sentenció, logrando que él la mirara con enojo. Ella rio y se fue, dejando al jóven con su té, mientras este pensaba.

Maldita mocosa, no sabes lo que has logrado.

marine | leviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora