XVII

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amigo

La jóven abrió sus grandes ojos azules para ver a su hermano sentado a un lado de ella, sosteniendole la mano. Le dedicó una sonrisa débil, por el cansancio y el dolor de su pierna.

-Todavía no sé cómo te lastimaste- preguntó Armin preocupado, que la había observado el todo momento.

-Cuando me alejé, caí sobre unos escombros, y volví a abrir la herida de la última expedición- explicó mientras se incorporaba para sentarse un poco, viendo como Sebastián también estaba allí, sonriendole.

-Siento no poder protegerte- se lamentó el jóven bajando la mirada, a lo que Marine le sonrió con ternura y le revolvió el cabello.

-No tienes que protegerme, Ar- le contestó con cariño -Yo soy tu hermana mayor, mi deber es protegerte, tú deber es ser lindo e inocente hasta que yo me muera, mínimo- los tres presentes rieron -Anda, ve con Eren, y vuelve luego para decirme cómo está, por favor- el rubio asintió y se fue, dejandola sola con Sebastián.

-Así que, el capitán Levi, ¿eh?- la miró con una ceja levantada, mientras ella se sonrojaba y reía.

-No seas imbécil, es mi capitán y mi amigo- aunque ella lo catalogaba así, sintió que aquellas palabras le dolían.

-Si, ya- se burló el de ojos verdes -Y yo soy malo cocinando.

-Eres malo cocinando- se rió ella, mientras él cruzaba sus brazos, pretendiendo estar ofendido.

-Bueno, puede ser, ese no es el punto- miró a la castaña señalandola con el dedo, y achinando los ojos -No me cambies de tema- ambos rieron, mientras ella corría la cobija mostrando su pierna herida.

-Cambiaré de tema todo lo que quiera, porque estoy lisiada- sonrió ella victoriosa, y él rió con ella, hasta que vio como su venda estaba cubierta de sangre.

-No te preocupes, yo la cambiaré- se escuchó una voz grave desde la puerta, y se veía al azabache con un botiquín. El ojiverde miró a su amiga, quien le asintió con una sonrisa, dandole a entender que podía irse, y así lo hizo. Levi cerró la puerta cuando se fue, y se giró en dirección a Marine, que se sentaba sobre el borde de la cama y apoyaba la pierna en la silla en frente de ella.

-No te molestes, puedo curarme, gracias por el botiquín- agradeció sonriendole, pero él se acercó y se puso de cuclillas frente a ella y a la silla, y comenzó a quitarle las vendas sin contestarle. Tiró aquellas en el cesto de basura, y con algodón y alcohol, se dispuso a curarle la herida.

-Te va a doler- espetó él, pero ella no le contestó, simplemente se dedicó a mirarlo mientras este limpiaba la sangre, y la castaña no hacía ni una mueca.

-¿Estás enojado?- preguntó finalmente, pero él no separó la vista de su pierna, mientras observaba los puntos que esta tenía, verificando que no estuvieran sucios o descosidos -Levi- su suave voz lo obligó a verla -¿Qué sucede?- el azabache negó con la cabeza, mientras aquella palabra se repetía en su mente.

Amigo, amigo, amigo.

El sacó las vendas del botiquín y comenzó a vendarla suavemente, con la mirada cuestionante de la castaña a su lado. Cuando terminó, tomó suavemente su pierna, la colocó sobre la cama, y la tapó con las cobijas. Finalmente la miró a los ojos, mientras ella continuaba sentada en frente de él. Sin poder evitarlo, la menor dirigió su mirada a sus labios, estaban demasiado cerca, ella no podía dejar de pensar en aquello. Él se incorporó un poco, y depositó un beso sobre la frente de la chica, mientras ella se quedaba tiesa, no pudo evitar recordar a su abuelo.

-Abuelo, me llenas de baba- se quejó la pequeña Marine limpiandose la frente con la manga de su camisa, mientras el hombre reía.

-No te daras cuenta ahora porque eres muy pequeña, pero recuerda esto- dijo, agachandose para quedar a su altura y mirandola fijamente a aquellos ojos azules -Un beso en la frente es la muestra de amor más sincera. Significa que quieren cuidarte, algunos creen que sirve para aliviar los pensamientos de la otra persona, otros, como una muestra de amor profundo a su mente. De todas maneras, el día en el que alguien te bese la frente- ella puso una mueca de asco -Recuerda lo que significa.

Marine miró con algo de sorpresa a Levi, mientras parecía entender más cosas de las que se animó a demostrar. El azabache, ya incorporado, la miró, lo que causó que ella le sonriera. Suspiró y se retiró de la habitación.

Amigo, amigo, amigo pensó ahora la castaña.

marine | leviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora