El aula

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Margaret Riddle, hija del mismísimo Lord Voldemort, trabaja como ayudante del profesor más temido de todo Hogwarts, Severus Snape.

Para ella, Severus era desagradable y amargado a partes iguales, pero le admitía a su mejor amiga, su ligera atracción hacia él.

Era el dueño de sus más sucios y húmedos pensamientos.

Un día se acerco hacia el aula, llegó temprano, pues faltaba casi media hora para el inicio de la clase.

Su sorpresa fue cuando encontró el aula cerrada, con un sencillo Alohomora consiguió abrir la puerta, entró al aula y empezó a escuchar ruidos, con la varita en la mano y lista, se adentro al aula, encontrándose con una escena que pensaría que solo pasaría en sus sueños.

Ante sus ojos se encontraba Severus Snape, sentado en su silla, con la cabeza echada hacia atrás y una de sus manos en su miembro.

Intentando hacer el mínimo ruido se acerco mientras se mordía el labio, al llegar al escritorio se agachó, acercándose hasta el pocionista.

Llegó hasta donde se encontraba, miró mordiendose el labio el imponente miembro que se alzaba completamente endurecido.

Acerco su mano a la del pocionista, haciendo que se sobresaltara.

-Señorita Riddle, ¿que es lo que pretende?-dijo mirándola furioso-

-No soy yo la que está masturbandose en el aula profesor-contestó con un tono completamente provocativo-

-No es de su incumbencia lo que yo haga en mi intimidad-

La joven no podía apartar la vista de aquel miembro, llevando su mano a la punta, haciendo círculos lentamente.

El pocionista la miraba sorprendido, mientras ella esbozaba una sonrisa lasciva.

-Déjame ayudarle con esto profesor-dijo con un tono provocativo, haciendo que Severus tragara saliba-

Observo con atención como la joven bajaba la cabeza para cambiar su dedo por su lengua, la cual empezó a hacer círculos en la punta, para a continuación empezar a introducirse lentamente el miembro del pocionista en la boca.

Comenzó a sacarlo y meterlo lentamente bajo la atenta mirada del pelinegro, así siguió unos minutos mirando directamente a los ojos de Severus, después comenzó más rápido,arrancando le gruñidos y algún gemido.

-Para ahora que estas a tiempo-dijo entre jadeos- Sino creo que no podré controlarme-

De un momento a otro se levantó, empujó la silla para tener más espacio, comenzó a desabrocharse el vestido lentamente mientras observaba como el pocionista no le quitaba ojo.

-Desee tantas veces estar así con usted profesor-

Esa frase tan provocativa encendió una pequeña llama en el hombre, quien la atrajo hacia él, para besarla mientras apartaba lentamente su ropa interior, para lentamente mientras la tomaba de la diminuta cintura para alinear la con su miembro.

-Siéntate- ordenó-

Con una sonrisa en los labios obedeció, para comenzar a introducirse el gran miembro, gimiendo mientras bajaba, no aguanto más y con un movimiento hacia abajo la sentó de golpe haciendo que un grito saliera ahogado en la boca del pelinegro.

Estuvo unos segundos parada mientras se acostumbraba a la longitud y anchura que la estiraba con una mezcla de dolor y placer.

Antes de que ella pudiera moverse, se levantó y la dejó acostaba en el escritorio.

-Conmigo vas a sentir el mayor placer que nunca hayas sentido-

Margaret respiro agitadamente, aún sin creerse que sus sueños se hicieran realidad.

Antes de que pudiera reaccionar Severus comenzó a embestir la con rapidez, haciéndola gemir.

-Por Merlin Severus-dijo entre gemidos-

Escuchar su nombre de aquellos labios fue motivo suficiente para empezar a embestir más rápido y profundo, presionando donde parecía que lo disfrutaba más, estaba completamente embobado viendo como los pecho de la joven se movían al compás de sus embestidas.

Minutos después noto como la cavidad se contraia al rededor de su miembro, sabiendo perfectamente que estaba apunto de llegar al orgasmo y con su propio orgasmo cerca, intentó salir de ella.

Sabiendo lo que el hombre pretendía, lo tomó del brazo.

-Termina dentro, tomó anticonceptivos-

Una sonrisa lasciva se formó en los labios del pelinegro, quien continuo embistiendo con rapidez, hasta que minutos después llegaron al orgasmo juntos.

Salió lentamente y observo como el espeso líquido salía de dentro de la joven, llevó dos dedos, los paso por la húmeda vagina recogiendo parte de su corrida junto a un poco del líquido de la joven.

Los llevo hasta la boca de su ayudante, quien con una sonrisa abrió la boca, para que pudiera introducirle los dedos, los succiono de manera provocativa saboreando su propia corrida junto a la del hombre.

Se levantó del todo y se acomodo el vestido, lo miró con una sonrisa y se acerco al oído del pocionista.

-Ha sido mejor de lo que me lo imaginé-susurro-

Se alejo un poco.

-Bueno profesor, la clase está apunto de comenzar-dijo seria-

Pocos minutos después el aula estaba llena de alumnos, realizando pociones y explotando calderos, las miradas entre ambos profesores se hicieron presentes.

La joven quería provocarle, quería repetir lo que pasó en el aula.

One Shots +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora