Lector Masculino × Toshi Densetsu Series

Capítulo 14: ¿Una última llamada?

*en algún lugar de Japón-Tokio-Región de Kanto*

-estado de clima: Parcialmente soleado-

-Lugar: En alguna calle peatonal-

-Tiempo: 10 minutos después-

T/N: -volteando a todos lados- Otome...

_Ya habían pasado 10 minutos desde que viste por última vez a Otome, la chica de pelo rosa que tanto te encariñaste, estaba en peligro, ella estaba en peligro, tu sabia de más de eso que cualquier persona normal.

T/N: ... ... ... ... ¿Dónde estás?... -volteando a todos lados-

_Era la duda que invadía tu mente, no saber dónde estaba ella, aquel viejo que la acompaño se había encargado de haberla desaparecida junto con él, sentías un miedo y preocupación tremendo, el simple hecho de que le hiciera algo en contra de su voluntad era la el miedo y la ira que invadía todo tu cuerpo.

T/N: -apretando sus puños- esos bastardos que supuestamente son los familiares de Otome...

_No solo sentías enojo y unas ganas enormes de matar al viejo que se había llevado a Otome, si no también enojo con Kazuki y Rinka, aquellos 2 que supuestamente la protegerían, la cuidarían, la querían, la amarían, resultaron ser solo unas sombras, un mal chiste, unos hipócritas, que a tus ojos solo podías ver a 2 escorias, simplemente a tu mirada ellos te daban asco.

T/N: (Bastardos, ustedes que vivieron prácticamente en toda su querida vida, desde su niñez hasta el borde donde ella se encuentra, resultaron ser personas falsas...) –pensando-

_Mientras pensabas en aquellos 2, aun seguías caminando en la calle peatonal, personas iban y venían, chicas hermosas, chicos de una pandilla, policías, vendedores de productos en su establecimiento, solo las personas se mezclaban contigo, eso era malo, porque si las personas seguían así, nunca podrías encontrar a Otome.

T/N: -camina más rápido- (Por favor, por favor, por favor, por favor, por favor...) –pensando-

_En tu mente lo sabias, le iba a pasar algo igual que tu querida Hanako, aquella mirada que tenía el hombre de mayor edad, fue esa misma mirada que viste detrás de los lentes del padre de Miyako.