El cuarto se encontraba en silencio. Todos estaban dormidos, excepto una inquieta joven, que no podía sacarse de la cabeza lo que su novio le había dicho. El divorcio de sus padres le había cegado, le había hecho dejar de ver que su novio igual era una persona que necesitaba cariño y afecto. Tenía que aprender a sobrellevar sus problemas para poder ayudar a quienes amaba, o si no, quedaría totalmente sola, y esas noches de desvelo por hablar con su amor, se volverían en noches de desvelo por hablar consigo misma sobre cuán estúpida fue por no poder cambiar.
Carlos también tenía malos días, y hoy había sido uno de esos.
El silencio no tardó en llegar, de nuevo el silencio de no tener a nadie, de estar sola, acompañada únicamente de tela con relleno y forma de oso. Dayana le estaba haciendo lo mismo que sus padres a Carlos, haciéndole revivir malos momentos a quien más amaba.
Qué egoísta.
El celular sonó y la castaña respondió.
—¿Bueno?
—Dayana, ¿cómo sigues? Ya ni pudimos hablar bien hoy, ¿cómo estás? —era su amiga Alexa.
—Mejor —respondió desanimada.
—¿Necesitas algo?, ¿viste nuestra nota? —Karen habló.
—Sí, gracias por la nota —sarcásticamente respondió, con algo de enojo—. Estás con Alexa, ¿no?
—Sí, hicimos una pijamada. No pudimos invitarte porque te quedaste esperando a Carlos, y pensamos que irían a algún lado. Ya sabes, siempre regresas con él a casa y llegas casi hasta la noche. Además, quién sabe si él te hubiera dejado ir —habló Alexa.
Se formó un silencio incómodo.
—¿Estás-
—Ya sé lo de los mensajes, y ya sé que odian a Carlos —exclamó—. La nota del psicólogo no era para él, ¿verdad?, ¿era para mí?, ¿creen que un señor va a venir a solucionarme la vida?
Se formó un silencio incómodo.
—Te lo diremos como tus amigas, desde lo profundo de nuestro corazón, y en un buen plan —la voz de Alexa se tornó seria y en un tono de regaño—. Carlos es un tóxico, aunque no te des cuenta, es la persona más tóxica que yo haya visto.
—Exacto, VISTO —enfatizó la palabra—, no conocido. Solo te guías por lo que ves, sin saber nada de él o investigar. No conoces nada de nuestra relación y tú tampoco Karen. Están viendo cosas que no, ¡cosas que solo son intuiciones!
—Wey, fíjate cómo justificas todo de él. ¿Recuerdas esa salida con mis amigos y la fiesta por mi cumple? Carlos, incluso sin ser invitado, exigió ser invitado para poder vigilarte —comentó Karen.
—¡Él quería ir para cuidarme!
—Recuérdalo bien.
"—¿Quieres venir a la fiesta? —preguntó Dayana mientras terminaba de maquillarse—. No sé si te hayan invitado, pero tranquilo, les caes bien a todos ahí, no será problema si te llevo.
—Sí, quiero cuidarte, amor, la verdad conozco a esos chavos y ya sé que son medio pasados de lanza, no quiero que te hagan daño —rodeando su cadera con sus brazos le dio un beso en la nuca—. Deja me visto y voy.
—¿No te pondrás celoso?
—Pues si un bato anda ██████████ ███████, ██, eres mi esposa".
Dayana se quedó callada, pero no se iban a quedar las cosas así.
—¿Y qué necesidad hay de ocultar que le han amenazado? —inquirió enojada.
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Aquellas Máscaras: Libro 1
General Fiction¡LEER ANTES DE EMPEZAR A LEER! Este libro contiene temas como: divorcio, problemas alimenticios, relaciones tóxicas, ansiedad, depresión, alcoholismo, paranoia, iré añadiendo los temas según continúe la historia. ¿Quién sufre y por qué?, ¿cómo aca...