Han pasado varios días desde que Janne y Dayana han estado hablando. Una semana entera pasó y Carlos había faltado, y no había señales de él en ningún lado, lo cual le dio tiempo a la castaña de acomodar sus pensamientos, de entenderse a sí misma y poder recobrar un poco de su felicidad. Pudo hablar con sus papás y ver una película con ellos en la sala sin una sola discusión. Desde que empezó el tema del divorcio esa había sido una de las pocas veces que le prestaban atención.
Pasaron una noche en familia y la castaña no podía creerlo. Sus ojeras estaban desapareciendo, acababa sus platos de comida, e incluso se daba el gusto de comer sus galletas. Janne dejó de venir unos días después de hablar, seguramente se encontraba ocupada, pero no importaba, todo estaba bien ahora.
—El vestido rojo no me queda. Está bien, usaré otro.
Se vistió con un vestido de color azul. Se acercó dudosa al espejo, no quería examinar su cuerpo, y, aún así, se vio en el espejo. El vestido le quedaba hermoso, se veía tan bella con el color azul, definitivamente le quedaba tan bien. Era increíble, su cuerpo era increíble, todo en ella lo era.
Su teléfono comenzó a sonar, y ella atendió a la llamada.
—¿Bueno?
—Hola, amor.
No...
¿Por qué ahora?
Soltó el vestido rojo.
Sus pensamientos empezaban a revolverse.
—Dime, ¿qué pasa? —preguntó temerosa.
—¿Sí se arma lo del viernes? —comentó su novio.
—Sí, pero, dime, ¿por qué no has venido a la escuela? Ya mañana es viernes y no has venido un solo día, y no me has llamado para nada. Pensé que te había pasado algo.
—Me suspendieron, me quitaron mi teléfono y se pelearon —dijo—. Apenas pude contactarme contigo y con Alexis, lo bueno es que ya mañana nos vemos, en verdad, te extrañé demasiado.
La joven podía sentir las asquerosas manos del joven peinando su cabello. Sus manos eran cepillos sucios, repugnantes, pero cálidos, sentía bonito, ¿pero por qué se sentía tan mal?, ¿por qué en vez de alegrarse se sentía tan mal?, ¿por qué?, ¿por qué?
—¿Qué te pondrás mañana? —habló Carlos.
—El vestido que te dije no me quedó, pero me pondré otro.
—Vente a hacer ejercicio contigo, mi gordita.
—Me gusta como me veo —apretó el vestido.
—Gordita para que seas solo mía —río su novio.
—Mañana nos vemos, ¿de acuerdo?, ahorita no puedo hablar.
—Bebé, sigamos hablando más, anda —volvió a sentir como sus cabellos eran peinados por sus cálidas manos—. Te extrañé mucho, no sabes cuánto lloré por ti, en verdad, no dejé de pensar en ti.
Su aliento calentaba su cuello.
—Si te descubren con el celular te castigarán. Mañana hablamos con más tranquilidad. Buenas noches, amor —colgó y se sentó en el suelo.
Por desgracia, el espejo quedó frente a ella.
"Solo mírate, te ves horrible. Esos ojos están llorando de nuevo, de nuevo tus lágrimas humedecen tus mejillas. ¿Por qué tenías que volver hacia mí?, ¿por qué?, me sentía feliz de no verte, aunque te extraño. Tus brazos, tus caricias, me hiciste sentir a salvo, me alejaste de la soledad, pero me condenaste a ella al mismo tiempo.
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Aquellas Máscaras: Libro 1
Fiction générale¡LEER ANTES DE EMPEZAR A LEER! Este libro contiene temas como: divorcio, problemas alimenticios, relaciones tóxicas, ansiedad, depresión, alcoholismo, paranoia, iré añadiendo los temas según continúe la historia. ¿Quién sufre y por qué?, ¿cómo aca...