Te vi después de verte mil veces

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Sin rumbo alguno caminaba por la ciudad,
mis pasos eran cortos, sin rumbo ni goce.
Vagaba por la calle cual gato extraviado
en busca de algo sin forma ni pose.

Recorrí sin cesar multitud de avenidas,
en mi caminar divisé aberrantes seres,
dignos de cuentos de horror y fantasía.

Indignantes criaturas adictas a mundanos placeres,
asquerosas rosas iguales al llanto de un hipócrita,
corazones yermos que con nada palpitan.

Mas mi andar no se detenía,
seguí buscando eso que tanta falta me hacía,
pero nada me parecía distinto,
todo era igual, nulo brillo escasa gracia.

De pronto, mi podrido ojo,
entre triste oropel,
notó un hermoso clavel,
pintado de rojo.

Continué mi andar un poco relajado,
cual niño disfrutando su paleta,
hasta que de pronto, quedé petrificado
al ver nuevamente ostentosa y pizpireta,
aquella linda flor, joya de la naturaleza,
hermoso clavel aun sin maceta.

En cada esquina estaba su alteza,
con sus radiantes pétalos de diosa,
con su elegante fragancia de realeza,
con su mágico aspecto carente de vileza.

Siempre ha estado a mi lado,
ángel guardián de mis pasos,
deleite incógnito de mis pupilas,
manjar celestial de mi espíritu.

No obstante, jamás vi tras bambalinas la gloria de sus ojos.
Quise encontrar en la mentira, (hermana de la lujuria)
la insigne paloma blanca, (medicina de mis heridas)
y solo me hundí en un pantano repleto de injuria.

Sin embargo; ahora que al fin le he visto;
de mi corazón haré un humilde jarrón,
que de líquido amoroso estará provisto;
será el hogar de mi bella adoración.

Lindo clavel color corazón,
te invito a viajar más allá del sol,
seamos mar y playa, seamos sed y agua,
estemos siempre juntos sin importar nada.

Poemas Escritos por un Poeta sin PoesíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora