Prologo

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¡El ganador de la primera ronda es...Thor, el dios del trueno!

Él se quedó completamente inquieto, aunque debía de estar complacido y ensalzando su orgullo como deidad más nada de eso le interesó o que sus colegas estuvieran efusivos en alabarlo, dándole caravanas por su victoria.

Él se quedó callado como siempre, mirando a la nada y pensando en todo. Lu Bu fue un humano que se alejaba del calificativo que impuso a la raza humana, tal vez el segundo de esa especie que podría tener una consideración de su grandeza. Y decía que era el segundo, porque antes de él se le impuso alguien más.

La razón del porque abandonó la arena de combate bajo los homenajes de los otros dioses.

El ser humano era insignificante, sin derecho a vivir otro periodo más, se lo habían ganado a la fuerza y debían ser masacrados por su insolencia, porque por más años de existencia que les ofrecían como dioses, el hombre no parecía cambiar su postura en la que debía de ser compasivo y compartir la tierra con otras especies, en su lugar, solo depredaban y destruían todo en cuento se les dio, una ofensa grave y una decisión en la que él también participó y que en esos momentos le emergió la duda.

El gran Thor estaba dudando.

El gran Thor no sabía cómo explicar esa inquietud.

Pero en lo más profundo de su corazón sabía porque se sentía así..., porqué hasta el Mjölnir estaba latiendo a paso lento, y felizmente nadie pudo oírlo cuando abandonó la arena de batalla. Entre la oscuridad de aquel recinto caminó hacia su camerino para descansar y mantener su postura típica ante todos los dioses.

—Deja de vibrar y duérmete—alegó el dios del trueno una vez que lanzó con rudeza la prueba de aquella habitación, dejó su martillo a un lado y se sentó a relajarse un momento.

¿Y qué ganaría tratando de calmar su inquietud? Porque por más que intentase olvidar las cosas, ya había sido partícipe en el destino de la raza humana, la raza que posiblemente debía de despreciar más todo fue una especie de equivocación.

No todos los humanos eran iguales.

Ella no era como todos los que alguna vez vio en sus vidas ordinarias.

Ella era diferente en su propia naturaleza, insignificante, pero era una criatura peculiar.

—Una más y te lanzaré de aquí.

Su arma divina siguió latiendo, acusándolo del error que cometió y que, si no encontraba una solución antes de que el Ragnarok concluyera en favor a los dioses, jamás la volvería a ver. Como dios no podía aceptar que se equivocó por aventurarse a tomar una decisión y no es que buscara a otros para culpar porque era consciente de que erró en todo lo que había hecho, empezando por manifestar la sensación de amargura y desprecio al saber que ella gozaba la compañía de un varón de su misma especie.

<<Las cosas no fueron así>> otra vez palpitó el martillo más logró oír la voz, el dios se quedó mirando el espejo con esa misma expresión vacía <<te has precipitado, ella merecía una explicación por lo menos. Y lo sabes, sabes que el hombre no es superior a un dios, su vida dependía de este evento>>

—¿Te has ablandado ante los humanos?

<<Solo es justicia, es la ley, impartir los castigos según sus pecados, y ella no hizo nada en tu contra>>

Thor no hizo nada más que mirarse al espejo, la poca luz que ingresaba a esa habitación no le dio más que un aspecto aterrador. Había tomado una decisión y debía de avanzar para bien o para mal; echó una mirada disimulada a Mjölnir para saber que dejó de latir y seguramente volver a su estado primario, fue un alivio, tendría tiempo para meditar, tiempo para buscar el punto exacto donde su vida comenzó a cambiar dentro de una situación algo incómoda.

Y todo comenzó con el día en que descendió al mundo humano para dar su respuesta cuando volvería al mundo de los dioses con el fin de saberse si el hombre viviría otros mil años o serian ejecutados de raíz para no ensuciar más la hermosa tierra.

El gran dios del trueno cerró los ojos con inquietud y permitió que sus memorias volvieran a ese día en que una humana provocó que el espíritu y grandeza de un dios temblara. El día en que Thor supo que los humanos eran estúpidamente fascinantes. 

[Finalizado] 𝐌𝐞𝐦𝐨𝐫𝐢𝐞𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora