Epilogo

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¿Qué eran las memorias?

A decir verdad, podría resumirlo en un par de respuestas, pero sé que sería demasiado sencillo para tantas cosas que seguramente he vivido y que por ahora ha sido un fracaso recordar, solo un vacío en mi mente, pero sería increíblemente mentirosa si no admitiría que todo lo que había contemplado era…, a decir verdad, cosa de otro mundo, sí, tuve un ínfimo miedo cuando supe lo que realmente sucedía en ese lugar, lo que realmente significa el termino: Exterminio.

Estuve bastante nerviosa, algo mareada, no lo soporté más cuando solo grité dos nombres en ese lugar, luego terminé en una habitación bastante asustada hasta que él se marchó sin explicarme lo que pasaba, el cómo llegué allí hasta que me armé de valor para buscar mis propias respuestas y evidentemente el quedarme mirar por largas horas esa pantalla me inundó de un horrido miedo.

No pude ser agradecida con el hombre que me encontró, bueno, realmente creí que era alguna clase de dios porque evidentemente su aspecto salía de mi imaginación más solo me dijo que no podía deambular por allí sin saber hacia donde iba, pero felizmente me llevó con el ser que estuvo conmigo desde que llegué a ese lugar. Era confuso todo, pero estaba segura que habría una razón para presenciar todo eso.

—Si alguien la ve por allí, habrá problemas—dijo el hombre alto, pude ver que en una cama de clínica estaba el dios que había estado conmigo desde que pisé ese lugar—, sigo sin entender porque trajiste a una mujer aquí, puede ser peligroso—vi que el dios no hizo nada, solo mostró una sonrisa manteniendo los ojos cerrados—. Si necesitas algo, avísame, volveré a mi lugar. Por cierto, buena pelea.

Yo solo me incliné en señal de respeto, a pesar de solo saludarme, mantenía el respeto por él y todos los seres que hasta ese momento había visto o cruzado un par de palabras.
Sentía mis nervios aflorar nuevamente. Sentía mi cabeza estallar y con ello una sensación de recordar algo y a la vez nada, pero cuando ese dios me miró a los ojos fue que un dejavu había emergido solo que en esta ocasión yo estaba de pie y él acostado.

—¿Comiste todo lo que te dejé? —me preguntó amigablemente.

—Agradezco su cordialidad y amabilidad.

—Vamos, no uses ese tono, solo trátame como si fuéramos amigos, de tú a tú—pidió a lo que yo solo asentí acercándome más a él para ver lo muy herido que estaba.

Asustada era un término muy corto para lo que contemplé, prácticamente casi pierde un ojo, sus brazos y pecho tenían heridas considerables al menos verlo luchar con esa criatura que, hasta ese entonces, no tenía idea de que era un dios, por poco lo asesinaba por ello es que me mantuve preocupada. Él había sido bueno conmigo y yo debía de devolver su gesto amable.

—Buddha, lo que hiciste… ¿no te meteré en problemas con los otros dioses? Ellos estarán enojados y podrían hacerte algo malo.

—Ellos no vendrían por estos lados, es la zona para el equipo de la humanidad—sonrió, aunque un gruñido escapó de sus labios—, pero gracias por preocuparte por mí y animarme. No estuvo mal tener una admiradora ¿sabes?

—Casi me desmayo por todo esto que hasta este momento no tengo palabras exactas para preguntar o calificar lo que está pasando, es tan confuso todo, incluso creo que estoy soñando—me toqué la cabeza, me seguía doliendo, pero con mayor intensidad—. Sé que ya nos hemos visto, es una especie de dejavu esta situación.

—¿Y qué te hace pensar todo eso?

—Tus ojos, son bonitos y peculiares, lo he visto antes.

—Tengo toda la intención de ayudarte a recuperar tus verdaderas memorias, lamento que tengas esos dolores de cabeza, pero no tengo toda la culpa por los mareos—mantuvo su sonrisa al intentar de levantarse lo que realmente me impulsó a detenerlo—. No puedo estar todo el día acostado, soy un dios, me recuperaré en el lugar indicado.

[Finalizado] 𝐌𝐞𝐦𝐨𝐫𝐢𝐞𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora