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Y el tiempo había dictado la sentencia en esa relación.
Ninguno de los dos lo notó o simplemente no querían abordar más el tema, Thor perdió toda esperanza de volver hacer realidad ese deseo y…Adira lo aceptó en silencio la realidad que le tocaba.

Los días se hicieron semanas y estos meses, meses en que al parecer Thor había declarado que la relación no iría funcionar porque su silencio y sus viajes que duraban tiempos dejó en extrema cautela a Adira. Debía de bajar de su nube de ensueño, el amor entre un dios y humana no tenía cabida y tampoco esperanza así que de a poco comenzó a vivir su vida en la completa angustia.

Lo amaba.

Y ni los dioses supremos podrían borrar ese sentimiento.

Intentó distraerse en el trabajo, de conocer otras personas para apaciguar el recuerdo de Thor, y aunque hizo todo lo que pudo…, simplemente era difícil porque las veces que se decía a sí misma que saldría de eso, él volvía y la reclamaba con urgencia y ella no podía negarse cuando se entregaba a él a su vez tentándolo de que le diera el mejor placer de su vida. Quería hacer el amor en su verdadera forma, quería probar todo de él y que si tal vez la esperanza muriera al menos tener un maravilloso recuerdo de que fue amada y tocada por un dios.

—¿Siempre traes esa cara de tristeza? —preguntó Loyson poniéndole casi en la cara un emparedado—¿Mucho trabajo o es por otra cosa?

—Tienes un mal habito de aparecerte sin siquiera anunciarte—Adira suspiró apartando con su mano a ese jovencito algo molesto, ya estaba causándole incomodidad—; solo tengo cosas que pensar.

—Podrías comenzar hablar.

—En serio, ¿no tienes novia o alguna chica a la cual puedas ir platicando?

—No le prestaría atención a otra persona cuando tú me llamas la atención.

—¿Y eso que significa?

—¿De verdad tienes novio? —la joven se cruzó de brazos, manteniendo el perfil serio—, a veces la gente dice cosas así para evitar a otros—sonrió pícaro—. Últimamente veo que vienes aquí, todos los días, miras el cielo como si esperases que algo viniera, es raro, pero interesante.

Adira se frotó la sien sabiendo que era mejor ignorar a un chico que solo sabia parlotear y ser bien entrometido por lo que simplemente lo ignoró, se puso de pie y volvió a su puesto de trabajo siendo que él la siguió como un perrito que va detrás de su dueña, desde luego, Loyson era muy atractivo causando las miradas curiosas de muchas personas y por consiguiente siendo un problema para ella porque podría ver esas miradas que, de tener poder de asesinar, estaría hecha polvo.

Se sentó frente a la computadora esperando fingir trabajar porque era evidente que su mente seguía pendiente de Thor, de lo que podría o no estar haciendo, o si de verdad se marchó para no volver más o si de verdad todo lo que vivieron fue simplemente un sueño. Y dolía, la hería emocionalmente a tal grado que se mantuvo a la idea de que ya era momento de tomar otras opciones y a la vez preocuparse de lo que ocurría en esa reunión por lo que llegó a un punto en que se preguntó si en caso de decidirse destruir la raza humana… ¿cómo sería? ¿sería por una epidemia? ¿se daría alguna clase de fenómeno natural?, realmente no tenía una idea concreta más esperó que ante esa posibilidad solo muriera sin dolor, con su familia, juntos.

La idea la asustaba.

Incluso era peor que aceptar que Thor y ella estarían separados.

Y por ese día prefirió no pensar más.

Los días siguieron así, con ese dilema, con esa soledad, con ese problema, con ese vació. Thor no volvió, pero una parte de ella entendía que los tiempos entre el mundo de los dioses y los humanos eran muy distintos así que siguió esperándolo, el cielo con su tono natural de un atardecer, el bullicio e incluso las aves que migraban por la temporada. Solo un gato en compañía, solo la brisa de esa tarde, y una taza de café no hicieron más que ese sábado un silencioso y tortuoso momento.

[Finalizado] 𝐌𝐞𝐦𝐨𝐫𝐢𝐞𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora