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La brisa de la tarde no había hecho más que remover sus rojizos cabellos, mirando sin mucho interés la cantidad de vehículos que pasaban cerca de él, la contaminación que estos mismos ejercían, de la clase de mundo que se convertía a cada paso..., lo que fuera, a él no le interesaba más que pensar o recordar los lugares donde Loki le había dicho en donde hallaría humanos que les gustasen pelear.

Inevitablemente, solo fue un desolado lugar en que presenció la locura humana destruyendo a su propia especie, de la clase de duelo en que se perdía todo honor o sentido de lucha y como un dios que solo conocía matar y pelear, poco le importó lo que llegara a ocurrir hasta que volvió al mismo lugar que casi siempre rondaba.

Y no, no es que estuviera complacido ni que fuera intencional caer allí, era inexplicable lo que estaba pasando porque normalmente no tendría que perder el tiempo en rondar el mismo lugar, pero tal vez tuvo que entender por fin lo que había pasado; había oído algunas cosas que discutían los dioses con respecto a los humanos, de sus condiciones de su forma de expresar y de la necesidad de muchos en hacer oraciones hacia ellos por lo que era un poco inquietante aceptar que las plegarias dichas con todo el corazón y sinceras terminaban con causar cierta inquietud en un dios que escucha dichas oraciones.

En efecto, Thor sabía lo que pasó esa noche cuando se quedó oyendo a esa humana, sabía que haberse quedado allí sometido por su curiosidad únicamente ocasionó que una condición de deidad emergiera y por tal no podía ignorarlo, de hecho, esa misma condición fue lo que lo llevó a ese punto. De pie, apoyado contra la pared fría esperando que las puertas de metal se abrieran. ¿Por qué estaba allí primeramente? El gran dios del trueno frunció ligeramente el ceño sin poder responderse, quería marcharse, pero su cuerpo no parecía colaborar, era como un objeto de metal siendo jalado por un poderoso imán.

Ya casi era una semana en su intento de marcharse y no volver. Un intento fallido. Su mente parecía dividida y su condición de deidad lo había conducido a experimentar algo diferente.

—Por dios, odio esta lluvia, como no se inventa algo para evitar que suceda estas tormentas.

El dios oyó a unas mujeres que salían de dicho edificio, su condición le ayudaba a no ser visto por los ojos repugnantes de la raza inferior, seguía de brazos cruzados y esperando a que salgan los humanos...o especialmente que ella saliera de allí.

La causante del porque volvía al mismo lugar o al mismo punto. Tal vez si la matara podría aliviar la molestia, pero al ver la silueta de la joven no hizo más que quedarse estudiándola.

Otra vez traes los ojos rojos, lagrimosos, pensó al notar que ocultaba la expresión de tristeza bajo esas gafas y a la vez abrazando la maleta que colgaba en el hombro.

—Gracias Dios por el trabajo—la oyó musitar tras frotarse las mejillas—; por favor perdona a los que me han ofendido, así como yo les perdono. Llévame a casa con bien, a ti señor te ruego, toda la honra y gloria a ti, gran dios.

Thor crispó los puños, si ella seguía diciendo dios o implorando ante su presencia provocaría que volviera a ese mismo lugar, no, a andar detrás de ella como una sombra. ¡¿Por qué rayos le pasaba eso si ni siquiera era un dios de su cultura?! Pero inútilmente logró volver a sus dominios, y fue entonces que recordó las veces que su padre le había contado las historias del pueblo humano que ellos protegían y el cómo, en esos siglos, eran venerados y por tal debían de cumplir las peticiones de los seres de buen corazón, claro, bajo su voluntad como deidad podían decidir si lo que pedían era correcto o no.

Y ahora en pleno siglo XXI había encontrado otra insignificante humana con un noble corazón.

Pero esa no es razón de que alguien noble esté llorando, se dijo al oírla gimotear, y que a pesar del bullicio de la rutina humana y la lluvia que empapaba a todos, era imposible no ignorar el llanto.

[Finalizado] 𝐌𝐞𝐦𝐨𝐫𝐢𝐞𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora