La Sombra

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MALIKA

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MALIKA

—¿Como que nos vamos a Nueva York? —no puedo creer que esto, amo a mi tia, y a mi papá y a Tom, pero que me ocultaran esta noticia, tendre que cambiar mi vida, tal vez si, pasare mas tiempo con mi papá, pero no quiero irme, quiero quedarme en Miami con mis amigos, en mi colegio. No quiero, pero deberia intentarlo son mis personas favoritas en mi vida, mi familia.

Mi tia solo sonrie, como si no me hubiera dado la noticia mas fuerte en mi vida,  Tom, esta tan confundido como yo, hace un rato estaba enojada, pero no era su culpa, yo tampoco quisiera tener que decirle que se va a mudar lejos. Papá, esta inexpresivo, el no sabe que hacer, no sabe como lo tomamos, el tiene mucha confianza en mi y en Tom, pero sabe que esto es duro. Yo no se lo quiero poner mas dificil.

—Tom, ven conmigo, vamos a hablar. —le dije, jalandolo del brazo y llevandolo a la cocina, —Tom, ¿Quieres ir a Nueva York? —no se que se imaginaba el pero tenia la cabeza baja, la subio en cuanto dije esas palabras. 

Yo ire a donde sea que tu vayas, a la luna, al sol si tu quieres, y hasta al fondo del mar. —esas palabras, de nuestro juramento, cuando eramos a penas unos mocosos, nunca nos separariamos, jamas, era nuestra ley, No importa cuando y como, ni hacia donde decida girar el mundo, ni la fuerza de todo el universo podria, ni podra separarnos, yo ire donde sea que tu vayas, a la luna, al sol si tu quieres, y hasta al fondo del mar, nada nunca nos separara. Tom y yo juramos eso cuando eramos niños, nunca lo romperiamos.

Nada nunca nos separara. —termine.

—Entonces nos iremos a Nueva York, con papá, con la Tia Yane.—sonrio, Tom se destruia, como todos, pero se armaba mas rapido que nadie, yo era todo lo contrario, era una coraza, un escudo, pero cuando me lograban herir, sangraba mas que nadie, y solo mi Tom podria arreglarme, con esa confiada y sarcartica sonrisa. Le di un abrazo, y asi nos quedamos.

—La Tia Yan.—coregi.—y si le dices Tia yane te cortara la cabeza, y la hara un guiso.

—Lo soportare, solo si no tiene Kiwi.

—¿Como haces un guiso sin Kiwi? —inquerí con cara de asco, obviamente nunca le echabamos kiwi a un guiso, pero...Dios sabe lo que hacemos los mejores amigos con un poco de imaginación, garacias a Dios, que mi Tia Yan tuvo la fantastica idea de pedirle a los padres de Tom que lo dejaran venir con nosotros, su madre y su padrastro la verdad no demostraban ese interes incondicional por su hijo, por lo menos no mas del que sentia mi madre por el, sin ser su hijo real.

—Mal, perdon por llorar como un niño de diez años, y por no ser tu apoyo.—con senda estupidez saliendo de sus labios, solo pude reirme antes de apartarme de golpe.

—¿Si crees que yo no hubiera llorado como una bebé?—dije para sonreirle y calmarlo.

—No, tu no lloras, tu solo asustas cuando estas triste,—lo mire calmada y cn una cara de confundida porque la verdad no entendia a que se referia. —Me refiero a que nunca lloras cuando algo esta mal, solo te enojas, ¿Recuerdas cuando aquel chico te intento robar un beso?

OSCURA TRADICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora