Los perros no son tan grandes...

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TOMAS

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TOMAS

Habían pasado horas desde que Malika se fue con Einer, ya iba a ser hora de la cena y ella no llegaba, no me había escrito ni nada, una parte de mi sabía que estaba bien, pero no pude evitar preocuparme por ella sabiendo que estaba con Einer, no confiaba para nada en el. Camile y yo cambiamos de planes a ultimo minuto y quedamos en hacer la tarea por separado, ya había terminado mi parte, y aunque ella insistía en reunirnos para hacer la tarea, no podía irme sin saber que Malika estuviera bien y en casa, conmigo.

Dylan no se había ido, el y su compañero también harían la tarea por separado, pero la verdad siento que lo hizo por estar conmigo, como si sintiera que estar conmigo me ayudaría a calmarme después de que Malika se fuera tan rápidamente.

—¿Piensas que Malika esta bien? —cuestione mientras él levantaba la mirada, mordiendo el borrados en el extremo de su lápiz.

—Si, si de verdad Einer fuese a secuestrarla, no lo haría cuando ya nosotros sabemos donde esta ella. —dijo calmadamente.

—¿Desde cuando se conocen? —solté a modo de pregunta.

—¿Quienes? —inquirió.

—Tu y Einer...Hablas como si fuese tu mejor amigo. —susurré a modo de acusación.

—Desde niños...pero preferiría no hablar de ello. ¿Tu y Malika?

—Nos criamos juntos, es mi hermana. —solté en un tono mas severo de lo que en realidad quería.

—Creía que eran novios antes. —susurró para si mismo.

—Muchos lo creen, pero tengo novio. —confesé.

—Novio. —repitió, —¿Cómo se llama?

—Nick, es increíble. —confesé.

—¿Cómo es..? —preguntó un poco tímido.

—Rubio, ojos verdes, es realmente dulce, y hermoso.—describí.

—¿Hablan mucho? —preguntó, en ese momento volteé a mirarlo, se parecían mucho, pero sus ojos eran de diferente color, y sus personalidades tan distantes una de la otra.

—Te lo presentaría...pero el no habla muy bien el ingles...y no quisiera que te enamoraras de él. —solté en tono de broma.

Dylan no se río. Me acerqué y me senté a su lado.

—¿Todo bien? —susurré, el me volteo a mirar y me miro por un segundo, tratando de decir que estaba todo bien pero de la nada explotó, empezó a sollozar.

—Lo-lo siento Tomas, yo no se...—ok, ni tenia idea de que hacer en esa situación, ni quería estar en esa situación.

—No te preocupes...—mascullé. —¿Te gustaría jugar?

OSCURA TRADICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora