Dulce Venganza [Jenlisa]

Capítulo 27 [Los dolores de juventud]

Bambam sonrie ampliamente cuando le ve llegar, caminando hasta ella para tomarla de la mano y guiarla hasta la mesa, los días juntos habian transcurrido de maravilla, El no podia pedir más teniendo a esa joven sonreirle con total ternura, se sentia el hombre más dichoso del mundo, sin embargo las palabras de su padre se repiten en su cabeza, sabe que debe actuar de prisa y hacerle sentir que El también es dignó de su apellido, aun pese a eso, ser un caballero no esta de más y no quería pedirle a jennie matrimonio a la ligera, quería hacer algo especial para ella.

Por que verdaderamente le ama.

—Esto es muy lindo—Menciona la castaña paseando su mirada por todo él lugar.

Adornos cuelga y las flores yacen en jarones decorados con luces, el lugar brilla ante su mesa qué solo es ocupada por ellos dos. Los meseros sirven para ellos, ambos sonríen platicando de cosas vagas, el chico ama la melodía de la risa de jennie cuando aquella ríe de sus chistes qué incluso cuando aquel piensa que son malos, la castaña estaba ahí demostrándole qué no era así. El tiempo juntos siempre pasa de prisa, así que cuando terminan de cenar, bambam solo luce nervioso paseando su mirada por todo él lugar, esperando el momento ideal para hacer aquella petición.

—Soy realmente feliz contigo—Admite tímido, bajando la mirada hasta La cajita qué sostiene sobre sus manos.—En realidad siempre fui alguien gris, pero ahora justo ahora me haces querer ser mejor jennie —sonrio, recordando el momento en el qué le conoció.—El tiempo juntos siempre se va tan rápido, en poco tiempo ya siento como si te conociera de hace muchos años —Suspiro sintiendo sus latidos ser fuertes.—Quiero muchos futuros contigo.

—Eres tan lindo —Le miro con ojitos brillantes.—Estoy segura de que el futuro juntos será increíble—El chico asintió, levantando la mirada observandole fijamente.

Tomo aire, llenando sus pulmones  e ignorando sus temblorosas manos para ponerse de pie, jennie ladeo La cabeza desconcertada y su sorpresa fue aun mas grande cuando le vio ponerse de rodillas ante ella sosteniendo aquella cajita entre sus manos y abriendola lentamente, dejando a la vista el anillo qué su madre le habia obsequiado cuando aquel le contó sus planes. Jennie suspiro, forzando una sonrisa para tranquilizarle.

—Jennie te amo —Su voz temblo, algo tímido ante ella.—se qué quizás es demasiado pronto —La castaña asintio, sonriendo aun.—Pero aun así, incluso si no quieres ahora, quiero que sepas que estoy dispuesto a casarme contigo cuando lo decidas —Aseguró, parpadeando repetidas veces, controlando sus latidos.—¿Quieres casarte conmigo?—Pregunto, sus ojos brillaron como un destello de una estrella, el silencio de la castaña le hacia sentir aun mas asustado y nervioso.

Jennie tuvo que aclarar sus ideas, pensando en si debía aceptar o no, a ese punto no lo veía necesario pues su plan estaba casi concreto, aun no sabia en que momento revelaria su verdadera identidad ante aquel hombre, sabe que debe recapitular sus ideas. Piensa en todas las posibles opciones que tendría al convertirse en su esposa, quizás el beneficio no sería mucho pero definitivamente sacaría algo.
Entonces se centra en aquello, ideando qué aquel le seda su parte de la empresa a base de sus engaños, entonces no tendria que casarse con el al final.

—Esto..

—Si no quieres entenderé —Le interrumpio, poniendose de pie mientras se dispuso a cerrar la cajita.

Jennie se lo impidió, robándole un beso de sus labios para mirarle sonriente, acaricio su mejilla con plena suavidad y susurro sobre sus labios aquel; claro que quiero.
La sonrisa de bambam fue amplia y llena de felicidad colocando su anillo sobre uno de sus dedos, besandole durante cortos segundos y luego abrazandole. La noche fue más mágica cuando le enrollo sobre sus brazos y danzaron juntos ante la noche iluminada y la melodía dulce de fondo. Bambam solo pensaba en como darle la buena noticia a su padre y jennie en como podría lograr que aquel cayera.