10. Adams Hostring

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Adams:

Luego de recibir el mensaje de Jazlyn, salgo de mi casa para ir en su búsqueda. Estoy ansioso, nervioso; siempre tuve la esperanza de que esto nunca ocurriría, que ella nunca sabría lo que había sucedido con su familia y, por consiguiente, que lograría cumplir la promesa que le hice a su padre de protegerla. Desgraciadamente, las cosas a veces no suceden como las deseamos.

Todavía recuerdo su cara cuando le dije sobre el vampiro encapuchado sobre el que debía escribir en el formulario. Sé que pensó que estaba loco y que puse en duda su confianza en mí, pero más no podía contarle. Cada vez que una palabra salía de mi boca, mi sangre me quemaba. No hay forma ni humana ni mágica posible de eludir el hechizo de Sacarías y el poder del Juramento de Sangre para contarle todo sin morir en el intento.

Llego al restaurante en poco tiempo, no queda lejos de mi hogar, tal vez por eso ella lo escogió. Me pregunto por qué no ir a mi casa como tantas veces lo ha hecho. Prefiero pensar que es por los tamales de la señora Benson y no porque me tiene miedo o algo por el estilo. Sé que la última vez que hablamos presioné demasiado su confianza en mí. No sé qué pasará a partir de hoy, lo que le pediré implica una fe ciega, que no sé si he logrado ganarme en los últimos tres años.

A lo lejos, Jazlyn me saluda con una mano y yo le dedico una sonrisa. Me dispongo a ir a su encuentro cuando un escalofrío recorre toda mi espina dorsal. Confundido, miro a mi alrededor, pero no veo nada raro, aun así, la sensación de alarma permanece.

Jazlyn llega hacia mí y luego de nuestro saludo habitual, lo siento.

Sam...

Escondido en algún lugar en el bosque, observándome y no necesito verlo para saber cuál es su estado. Quiere matarme, quiere venganza tal y como me la prometió hace tantos años y está a punto de perder el control, pero lamentablemente para él, no será hoy, ni pronto. No se lo permitiré.

La última vez que supe de él, se había marchado de la ciudad. Siempre me he mantenido al pendiente de su vida, a fin de cuentas, juró matarme y necesito estar seguro de cuando vendrá para estar preparado; pero siempre he estado en las sombras, cubriendo mis huellas y esperando el milagro de que su ira mermara y me permitiera explicarme. Supongo que tres siglos no son suficientes, después de todo, maté a su madre.

Intentando no mostrar mi preocupación, apuro a Jazlyn para que entre al restaurante. Sam está al perder la cordura y me pregunto, ¿por qué no lo ha hecho aún?

No se le conoce por tener paciencia, cuando quiere algo va a por ello sin importarle quien debe morir en el camino y ha matado a suficientes humanos como para temer que lo descubran. No, es algo más; pero sin tiempo para descubrirlo ahora, entro al restaurante después de Jaz.

Respiro profundo al sentir como su oscura presencia se aleja del claro del bosque, agudizo mis oídos y, por los sonidos del agua, supongo que está cerca del lago. 

El olor a tamales inunda mis fosas nasales y el estómago me ruge, no sabía que tenía tanta hambre como hasta este momento. Caminamos hacia una de las mesas del fondo y la madera del piso cruje bajo nuestros pies. Me encanta ese sonido, me relaja.

Sin perder mi concentración en los pasos de Sam, tomo asiento frente a Jaz quien me sonríe. Intento devolverle el gesto, pero estoy seguro de que sale como una mueca al escuchar el gemido de dolor de alguien a lo lejos y el desplome de un cuerpo contra el piso.


"En otro momento será, Adams. Te pedí que te mantuvieras lejos de mi camino. Ahora te voy a encontrar y me las vas a pagar."

Lo escucho murmurar. 

¿En algún momento acabará esta lucha?

—¿Estás bien? —pregunta Jazlyn tomando mi mano. Sacudo la cabeza para eliminar esas últimas palabras y le sonrío.

Legnas: la profecía IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora