Capítulo XV

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Advertencias: segunda parte de Kilig, por lo tanto, para entenderla, debes haber leído previamente esa historia. YoonSeok.

Yoongi sabía que Hoseok iba a golpearlo, así que se adelantó y lo empujó contra el suelo, gruñéndole juguetonamente para mantenerlo a raya, y el omega soltó un jadeo de disgusto, luchando para soltarse

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Yoongi sabía que Hoseok iba a golpearlo, así que se adelantó y lo empujó contra el suelo, gruñéndole juguetonamente para mantenerlo a raya, y el omega soltó un jadeo de disgusto, luchando para soltarse.

Pero Hoseok volvía a estar dominado por esa otra parte irracional, así que estaba un poco más débil, lo suficiente como para vencerlo en aquella jugada de mordidas.

―Debería ser tu último día ―le dijo Yoongi, acomodándose entre las piernas del menor―, y has estado arisco y gruñón, Hoseokie.

Hoseok dejó salir ahora un gemido de placer cuando el alfa se adentró en su interior, arqueando su espalda mientras sus manos recién libres se deslizaron por la espalda del mayor, temblando por las sensaciones que le recorrieron.

El omega humedeció sus labios, jadeando, sintiendo los labios de Yoongi en su cuello, chupando, besando, mordiendo...

Bueno, ¿cómo acabaron así?

Hoseok no podía recordarlo bien. Sólo sabía que cuando el peligro pasó, con Jimin en sus brazos, lloriqueando para no soltarlo, de pronto quería vomitar y Yoongi lo sostuvo para que no cayera al suelo. Antes de darse cuenta, estaba mareado, gruñéndole por el disgusto, el omega otra vez dominándolo, y necesitaba desesperadamente al alfa acariciándolo, besándolo, tomándolo.

Tuvieron que habilitar un cuarto de urgencia para que terminara su celo allí, y ahora Yoongi estaba aprovechándose de él.

Tonto, tonto alfa...

Yoongi le embistió y jadeó, con los labios del alfa sobre los suyos en uno de esos besos que tanto le gustaban: devoradores, húmedos, en una lucha por el control entre los dos.

Por otro lado, Yoongi apenas cabía en sí por la felicidad que estaba sintiendo mientras movía sus caderas, empujando contra el ano de Hoseok salvajemente, oyendo los gemidos sonoros del omega a su oído, y sus dientes se deslizaron por su cuello, sintiendo escalofríos, en tanto lo sostenía de la cintura.

Tenerlo entre sus brazos, hecho un desastre, como lo tuvo tanto tiempo atrás, hacía que se sintiera feliz y completo, y lleno de una infinita alegría que hasta podría comenzar a cantar.

Bueno, quizás no tanto, pero la intención era lo que valía.

Mordió en su marca, su enlace vibrando, y hasta casi podía sentir a su alfa moviendo la cola en su interior, dando vueltas por la emoción cuando comenzó a anudar en el interior del omega.

―Uh... uh... te... a-amo... ―gimió Hoseok, corriéndose entre sus pechos. Temblaba por el orgasmo, con sus ojos llenos de lágrimas por las sensaciones placenteras que recorrían su cuerpo.

Yuanfen [YoonSeok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora