Dudé mucho si subirles este extra. Si bien algunas personas lo querían releer, me hacía sentir mal la idea de que toda la felicidad del fic se viera arruinada por este extra, pero bueno, finalmente, aquí lo tienen.
Advertencias para tener en cuenta si son nuevos/as/es:
-Esta parte presenta un gran contenido de angst, pues narra un "universo paralelo" de Kilig, en donde Yoongi MATA a Jimin y somete a Hoseok a la fuerza. Está ambientado unos años después de eso.
-La relación presente aquí es VIOLENTA, TÓXICA y AGRESIVA. Hay, por lo mismo, narración de violación y violencia intrafamiliar.
-Hoseok está ARRUINADO, en el sentido literal de la palabra. El Yoongi de aquí no tiene nada que ver con el canon de Kilig-Yuanfen.
-MUERTE DE PERSONAJE PRINCIPAL.
-NO HAY NADA DE FELICIDAD AQUÍ. Si eres una persona ultra sensible, por favor, te doy las advertencias pertinentes para que luego no se quejen. Esta lleno de angst y dolor, como para que lloren un buen rato.
Hoseok sintió el sabor a sangre en su boca mientras permanecía en el suelo, quieto, sin moverse, callado, sólo respirando. En tanto, su alfa estaba de pie frente a él, con la mano todavía levantada.
El fuego crepitaba en la chimenea, y Hoseok lo observaba como si fuera algo ajeno.
―¿Tienes otras fotos? ―preguntó Yoongi con voz helada.
Limpió sus ojos, sorbiendo por su nariz y tratando de controlar el llanto. Si hubiera sido por cualquier otro error, Hoseok no habría llorado: cinco años viviendo con Yoongi lo prepararon lo suficiente para controlar sus lágrimas y a su omega, para no romperse, pues sabía que el alfa detestaba que llorara.
Pero bajo esa situación, resultaba imposible que pudiera hacerlo.
―No ―dijo con el tono temblando.
Escuchó el gruñido de Yoongi, aunque siguió sin moverse. Sin embargo, sus ojos observaron la arrugada fotografía que el alfa sostenía.
Quiso pedirle que se la devolviera, pero, sabía que eso sólo empeoraría las cosas.
No obstante, no pudo evitar llorar más cuando vio a Yoongi rompiendo la vieja fotografía, donde su Jimin estaba jugando en su sillita móvil. Se reía, con sus ojitos arrugados y miraba directamente a la cámara, luciendo tan dulcemente encantador, que fue casi como tenerlo frente a él otra vez.
Unos segundos después, el alfa tiró los restos al fuego. Yoongi lo agarró del cabello, tirando de él y obligándolo a arrodillarse.
―¿Tienes más fotografías? ―preguntó ahora, con la voz alfa, helada y amenazante.