El parto

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me dieron ganas de escribir la escena del parto de los trillizos, así que eso les traigo. humor y fluff

En el momento en que Yoongi entró a casa, sintió un tirón en el lazo que compartía con Hoseok

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En el momento en que Yoongi entró a casa, sintió un tirón en el lazo que compartía con Hoseok. Su alfa se alteró e identificó enseguida el tirón: malo. Malo, su omega sufría.

Por lo mismo, se apresuró en subir las escaleras, con su nariz percibiendo el rastro de feromonas maternas de Hoseok. Lo encontró en la habitación que compartían, sentado en el suelo y llorando sin control alguno, con un montón de ropas esparcidas a su alrededor.

―Mi Hoba ―exhaló, yendo hacia él―, ¿qué ocurre, bebé?

Hoseok hipó y limpió sus ojos, como si de esa forma pudiera eliminar las lágrimas de sus ojos. Yoongi se arrodilló a su lado, con una mano acariciándole la mejilla y la otra yendo hacia el abultado y enorme vientre del omega.

Hoseok acababa de cumplir los ocho meses una semana atrás. Yoongi no podía ser más feliz, viendo a su bonito omega deslumbrante por el embarazo, pero admitía que las cosas no eran sencillas. Su pareja estaba con las hormonas revueltas, además de encontrarse muy nervioso por las complicaciones que pudieran tener: al fin y al cabo, traer trillizos al mundo no era algo fácil. Tenían fecha de parto para dos semanas más, y a veces, se sorprendía por lo ansioso que estaba.

Sorbió por su nariz.

―Es... es u-una tontería... ―barboteó Hoseok.

―No es una tontería si estás llorando ―respondió Yoongi, besándole la frente―. Vamos, puedes decirme cualquier cosa.

El omega emitió un sollozo bajo.

―Es que... que es... ―trató de limpiarse las nuevas lágrimas―. Mírame, llorando por esto cuando... cuando he pasado cosas peores...

―Mi amor, tienes derecho a llorar por cualquier cosa.

Sus palabras, por supuesto, lo hicieron llorar más.

―¡Es que... es que nada me queda! ―exclamó Hoseok, y Yoongi no se sorprendió ante dicho ataque. Al fin y al cabo, al menos cada dos semanas se ponía a llorar por eso desde que su vientre comenzó a crecer―. ¡E-estoy tan gordo, Gigi!

Normalmente, Yoongi solía abrazarlo y comenzaba a consolarle con palabras dulce: no estaba gordo, sino preñado. Una vez tuviera a los bebés, recuperaría su talla. Podía ejercitarse para sentirse mejor.

Ahora, sin embargo, otras palabras se filtraron por su boca.

―Pues me encantas así ―le murmuró al oído y Hoseok dejó el llanto―, mi lindo omega panzón.

Hoseok chilló por sus palabras y le dio un manotazo en el brazo, sin poder creer lo que acababa de escuchar. La tristeza se convirtió en enfado.

―¡E-eres un idiota! ―exclamó.

Yuanfen [YoonSeok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora