Advertencias: segunda parte de Kilig, por lo tanto, para entenderla, debes haber leído previamente esa historia. YoonSeok.
Hoseok apestaba a alfa.
Cuando Jackson lo vio entrar al salón donde iban a discutir los últimos planes, con sus mejillas coloreadas de rojo, la marca en su cuello brillando, el olor posesivo a su alrededor envolviéndolo, no pudo evitar apretar sus manos en puños, porque no era idiota y sabía lo que significaba.
Sabía que arregló las cosas con su alfa, que estaba feliz con su hijo revoloteando a su alrededor como una polilla, y que su amistad con él estaba arruinada.
CaoLu, a su lado, arrugó los labios.
—Contrólate —le dijo la mujer—, estás liberando hormona de rabia.
Jackson se forzó a soltar el aire que estaba conteniendo, molesto mientras se sentaba y trataba de evitar la mirada de Hoseok, que se sentó al lado de LuHan. Song entró al salón segundos después, con expresión algo demacrada por sus heridas todavía sanando, pero tan tranquila como siempre, y se sentó al lado de él. Le miró con una ceja enarcada.
Parecía decirle un ‹‹luego hablaremos›› con su mirada, y soltó un bufido por dentro.
—Mañana vamos a acabar con todos estos meses de lucha —dijo Song, en medio del silencio—, con todos estos años de batalla. Si las cosas salen bien, entonces dentro de unos días daremos inicio a una nueva nación donde los omegas y betas tengan el lugar que merecen en la sociedad, y no sólo un pequeño grupo salga beneficiado —hizo una pequeña pausa—. Van a morir personas, es algo que lo sabemos desde hace tiempo, y no quiero hablar sobre lo mucho que dolerán sus muertes, pero debemos usarlas para seguir adelante. No soy quien para hablar sobre el dolor y el sufrimiento, porque cada persona lo ha vivido de forma distinta, y tendremos un montón de sentimientos encontrados cuando llegue el momento de tomar decisiones que nos van a pesar más adelante. Lo único que puedo decir es que no podemos pretender seguir teniendo una actitud pacífica, pues no nos ha llevado para ningún lado, y que si las conversaciones no han funcionado, ha llegado el momento de actuar.
Song sonrió con suavidad, volteándose hacia LuHan y haciéndole un gesto para darle la palabra.
—JunHui llegó con su grupo hace unas horas y JieQiong debería estar cerca también, según mis últimos informes —dijo LuHan—, contamos con un total de cincuenta mil personas que están capacitadas para manejar un arma. Una pequeña parte de la población si consideramos que Pekín tiene más de veinte millones de personas, pero aquí es donde debemos jugar con los números. Ang no cuenta con los militares a su lado, luego de que los mandara a reprimir los desórdenes en Chongqing y Shanghái, lo que terminó en un fracaso estrepitoso, por lo que ahora están diezmados y en un momento crítico. Tenemos que terminar esto antes de que puedan reaccionar, ¿entendido?
Hubo un murmullo de asentimiento colectivo entre todos, pendientes de lo que estaba hablando LuHan.
—QianKun está luchando por tomar el control en Tianjin, por lo que debemos estar con los ojos puestos en tres frentes —prosiguió LuHan—. Movilizaré a veinte mil hombres a las fronteras del sur y del oeste para impedir que tropas militares de otras partes entren a la ciudad, y también para impedir que... alfas escapen —dijo con cuidado—. Otros diez mil hombres estarán en la frontera con Tianjin en caso de emergencia, por si QianKun no puede hacerse con el poder pronto. El resto nos vamos a dividir para tomar los principales edificios de Pekín y sacar a Ang del poder.