Capítulo Siete

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Cuatros días y aún me costaba creer la locura de esa noche. Había besado a Alexander, había estado sentada en su regazo y había actuado como si fuéramos novios o alguna clase de amigos con demasiados derechos.

Los primos de Amanda se habían marchado a Nueva York dos días después, me había despedido de ellos, pero no de Jace. Sin embargo, seguía pensando en lo que observé en el club antes de marcharme, había divisado a Alexander en la pista de baile, bailaba con dos chicas, no una, con dos rubias las cuales restregaban con descaro y desesperación contra torso y espalda de Alexander.

Él parecía muy a gusto, deslizaba las manos por sus cuerpos, tocándolas sobre las escasas ropas, claro, a cualquier hombre le gustaría tener a dos estúpidas restregándose como perra en celo contra él. Ver aquello fue suficiente como para entender que lo que había sucedido entre nosotros aquella noche había sido un momento loco, nada más.

El sonido de mi celular interrumpió mis recuerdos, deslicé la mano tras el bolsillo de mis cortos pantalones y atendí.

—¿Adivina? —escuché decir a mi mejor amiga apenas dejé el celular contra mi oído.

—¿Tienes novio? —la escuché reír ante mi pregunta y luego suspirar.

—Melanie me llamó. —arqueé una ceja. Amanda había sido bastante cortante con Melanie, ella no le agradaba.

—Pensaba que no te agradaba. —recordé mientras me inclinaba y recogía la basura para echarla en la bolsa plástica. Me encontraba recogiendo el patio.

—Y no me agrada. —aceptó. —Pero me dijo que habrá una fiesta. Vlad.

—Espero que no pienses ir. —Vlad, sabía quién era, los rumores durante el semestre pasado habían sido que era una especie de distribuidor de sustancias a los estudiantes. Sus fiestas estaban llenas de cada clase de pastillas, drogas legales e ilegales. Era problemas y a los estudiantes les gustaba según lo que había escuchado.

—Una fiesta en una villa, con playa. —la escuché. —Agua salada, traje de baños, chicos calientes, chicos malos.

—Sí, pero sigue siendo Vlad. —le recordé.

—Somos chicas grandes. —no dije nada al escucharla, sabía que no tenía las de ganar.

—Entonces quieres ir.

—¿Tú no?

—Realmente, no, pero sé que tendré que acompañarte y que usarás un chantaje para convencerme. —ella volvió a reír del otro lado de la línea.

—Chica inteligente. Pasaré por ti, empieza a las siete. No sé bien la dirección, tenemos que salir temprano.

Conseguir el permiso de mis padres fue fácil, sería una fiesta temprano, esperaba que Amanda se cansara rápidamente para poder regresar pronto a casa. Decidí algo sencillo, unos jeans y top naranja, nada al extremo, lo menos que deseaba era que algún interés no deseado pusiera su atención en mí.

—Vaya, esto es lo que deja la mala y fácil vida. —dijo mi mejor amiga estacionándose. Había muchos vehículos, la música se escuchaba fuera del lugar y quienes se bajaban de sus vehículos se dirigían hacia el interior del lugar.

No Harley o Range Rover como la del aeropuerto, Alexander no se encontraba allí.

—¿Qué sucede? —negué con la cabeza. —¿Segura?

—Solamente no puedo creer que realmente estemos en una fiesta la cual sabemos cómo es. —ella me sacó la lengua y sonrió.

—No tomar nada, ahora más que nunca. Si se acerca alguien demasiado, gritas. —decía Amanda, íbamos aferradas una a la otra. A penas atravesamos la puerta abierta el humo nos saludó. Luces brillantes las cuales iluminaban solamente lo necesario, cuerpos bailando, otros en muebles, y otros simplemente sobre otros besándose o haciendo Dios quien sabe qué.

Falling for you ( F.F.L #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora