Capítulo Ocho

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Alexander tardó un poco en regresar con nosotros luego de desaparecer por la puerta la cual estaba segura daba acceso a la habitación. Sin embargo, cuando regresó pude observar como una mujer la cual llevaba un pequeño bulto de viaje y vestía de blanco, y fue allí donde comprendí que Alexander estaba completamente metido en aquella vida.

El hombre llamado Max había empezado a fumar y hubo hasta sacado algo del bolsillo. Una pequeña bolsa de polvo blanco el cual esparció en la pequeña mesa de café y empezó a aspirar por la nariz. Se estaba drogando en nuestras narices, ignorando las advertencias de Rowan e ignorando que no estaba frente a conocidos.

—¿Qué diablos? —el gruñido de Alexander me sobresaltó. Lo miré, él acababa de despedir a la masajista y observaba con ojos enfurecidos al hombre echando el cuello hacia atrás luego de inhalar algo de cocaína. —¡Te dejé muy claro la última vez! —él se veía furioso.

—Resulta, que mi jodido sobrinito no puedes darme órdenes.

¿Sobrino? ¿Aquel sujeto era su tío? El hombre frente a mí no parecía muy responsable, parecía abusivo y repugnante.

Rowan actuó rápido, se puso de pie y evitó que Alexander arremetiese contra el hombre, él se detuvo, le dedicó una furiosa mirada y luego me observó.

—Ok, se acabó esto. —me puse de pie. —Nos vamos. —le dije a Amanda. Habíamos tenido suficiente aquella noche: Una fiesta con quien sabía que clases de drogas, una pelea de boxeo y ahora un sujeto drogándose en nuestras narices, yo no necesitaba eso. No era esta clase de persona. No me gustaba esa vida, yo tenía planes, cosas importantes las cuales hacer con mi vida y en ninguna de ella incluía ver todo lo que había visto en las últimas cuatro horas.

Apresuré mi paso hasta la puerta, tomé la perilla y la giré, no quería ni respirar aquel aire, estaba contaminado.

—Alexis. —le escuché llamarme al salir al pasillo, pero no lo miré, no hasta que sentí un agarre en mi antebrazo que me obligó a mirarle.

—¿Quién eres? —pregunté. —¿Peleas para tener todo esto? —señalé el lugar. —¿VIP en el mejor club de la ciudad? —aquello no había pasado desapercibido ante mis ojos. Fue la primera vez que fui a ese lugar, pero conocía la historia y lo que se comentaba. Era un lugar bastante costoso y exclusivo. —Yo no sé quién eres Alexander. En el aeropuerto me mirabas con odio, ahora actúas como si siempre me hubieses tratado de esta forma, como si tuviésemos algo. —eso era lo que más me desconcertaba, su actitud y cambio.

Como esperaba, no dijo nada, solamente me observó fríamente, sin ninguna expresión, nada.

—Dejemos algo claro. No tenemos nada...

—No fue lo mismo que dijiste cuando te besé la otra vez. —me cortó con frialdad. Ahora era capaz de ver algo en sus ojos, enojo.

—Sí, y quizás fue un error. Me dejé llevar. —lo había extrañado, a pesar de que apenas lo conocía lo había extrañado. —El hecho es que me confundes. Algunas veces pareces que me odias y ahora actúas de esa manera que es confusa.

—Fuiste quien se metió en mis asuntos desde el principio. —estaba segura de que aquella discusión no llegaría a ningún lado. —Te metiste en lo que no debías desde aquella vez. —abrí los ojos, él no podía estar hablando de cuando nos conocimos, eso había sido mucho antes de las últimas semanas del final de semestre.

—Y supongo que te quieres vengar o alguna tontería como esa. —no era una pregunta, si todo era por eso, era lo único que tendría sentido.

—Eres tan estúpida. —aquello fue cruel, su comentario, su tono, apenas minutos atrás me hubo consolado al llorar en su pecho y ahora estaba comportándose como un estúpido hijo de perra.

Falling for you ( F.F.L #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora