Ya había recogido los platos sucios, acomodado sus juguetes y barrido su cuarto -aunque ocultó toda la tierra y suciedad que había reunido debajo del tapete, pero ese sería un problema para después- Todo con tal de que su querida y amorosa madre le dejara salir a jugar en paz con su nueva pelota, pues si no hacia los deberes, estaba seguro que le vendría a gritar mil veces desde la puerta de la casa que no deje su cuarto como basurero municipal -un adjetivo algo exagerado a su infantil pensar- pero si no quería recibir unos buenos jalones de orejas, no objetaría nada.
Vivía en un vecindario de clase media, grande y tranquilo; su casa mediana con un toque artístico y sencillo, a su madre le encanta lo colorido; es por lo que su casa es la única pintada de azul turquesa en el vecindario, el resto eran blancas o beiges con sus perfectas cercas de blanco marfil y jardines cuidados; el de ellos no estaba tan mal, pero no eran tan perfeccionistas como esas estiradas personas que cortaban hasta el más mínimo tallo sobresaliente. El pequeño rubio de apenas 6 años se moría de aburrimiento ahí, pues la mayoría de sus vecinos eran adultos o ancianos. Él quería un amigo con quien jugar y hacer travesuras, no un viejito al que contarle sus últimas horas para avisar que ya había estirado la pata.
Pero dejando de lado las muertes de los viejitos, volvamos con nuestro niño de marquitas.
Salió dando pequeños saltos hacía el jardín principal, emocionado por finalmente poder estrenar aquella pelota que su padre le había comprado con el fin de que se estuviera en paz en aquel restaurante, se había salido con la suya otra vez hehe. Con una sonrisita traviesa por su reciente triunfo, empezó a botar aquel juguete contra el piso, contra la pared, contra el perro del vecino; un lindo can castaño de tamaño mediano llamado "Taquito".
Odiaba a ese animal, pues ya van varias veces que el muy desgraciado se lleva sus juguetes y los regresa todos masticados y húmedos de algo amarillento de procedencia dudosa. Por eso, hoy sería su "Gran venganza contra el perro del demonio secuestrador de figuras de acción-ejemmuñecasejem- asesino de plantitas".
Sí, un gran nombre para un gran plan. Perfecto.
Con esa idea en mente y una sonrisilla diabólica propia de un chiquillo a punto de hacer una maldad, localizó al animal a unos metros de él, rascando la tierra de su jardín para enterrar ahí Dios sabe qué. Lo miró desafiante, mientras el can lo ignoraba y -según el blondo- se burlaba de él. Chisto la lengua, llamando la atención del perro.
Naruto lo miró.
Taquito lo miró.
Naruto lo miró otra vez.
Unos segundos de tensión se hicieron presentes, esperando cualquier movimiento del otro; manteniendo sus miradas retadoras. Todo estaba en quietud y silencio, hasta que...
Ring.
Sonó el tostador desde la cocina, avisando que su Pop-Tart estaba lista, y a su vez; iniciando la persecución.
Comenzó a corretear al pobre perro con pelota en mano mientras gritaba barbaridades que a su corta edad puede considerar las más grandes del mundo mundial.
-¡VEN AQUÍ! ¡PERRO TONTO Y MENSO TODO BABOSO!
Saltó cercas, esquivó piedras y juguetes regados, soportó vientos despiadados, infernales desiertos. Escaló hasta el último maldito cuarto de la maldita torre más al- Ejem, creo que nos confundimos de guión. -
El pequeño blondo se estaba empezando a cansar, ya estaba sudado y con la respiración agitada; además de varios raspones en las rodillas, debido a que se resbaló varias veces. ¿desde cuándo esa cosa peluda era tan rápida? Por más que aumentaba la velocidad, Taquito le sacaba ventaja, esquivándolo y escabulléndose entre las vallas. Como consecuencia de tanto revoloteo, varios jardines terminaron destrozados; con el césped arruinado y flores arrancadas y pisoteadas. La buena reprimenda que se llevaría después no le llegó a la mente, no ahora; que estaba concentrado en su pequeño gran ataque.
Vio que el perro cruzó la calle, hasta la casa de enfrente. Ajustó su visión y apuntó con la pelota hacía él, no permitiría que se escapase. Estaba tan inmerso en su propósito, que no notó el camión de mudanza al otro lado de la calle. Una vez fijado su objetivo, llevó hacia atrás el brazo que sostenía la pelota para adquirir vuelo, cerró los ojos y confiado de su buena puntería, tomó aire y lanzó con todas sus infantiles fuerzas hacia Taquito.
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Entre Broma y Broma, La Verdad se Asoma.
HumorNaruto y Sasuke nunca se han llevado bien, tuvieron un comienzo algo brusco en el que el desarrollo de su relación se ha basado. Y conforme van creciendo se dan cuenta que por desgracia y azares del destino, el otro siempre será parte de su vida. Un...