Caminaba lento, con la prenda en sus manos y un destino fijado al otro lado de la calle. Se cuestionaba muchas cosas, y una enmaraña de emociones lo abordaba con cada paso dado. Se daba cuenta, que cada vez el Uzumaki se veía más frustrado con lo que hacía, llegando a ser brusco con la maquina y los objetos que tomaba. Le pasó por la cabeza la idea de regresar sobre sus pasos y encerrarse en su cuarto, olvidando su acto de benevolencia. Pero un Uchiha jamás retrocedía.
Estúpido orgullo
Y hablando de estúpido, finalmente llego a donde estaba el otro, ya rendido en cuclillas ante la máquina del demonio, queriendo desintegrarla con la mirada. Le daba la espalda, así que no se había percatado de su presencia.
– Usuratonkachi – Llamó su atención, vio como este pegaba un brinquito para después voltearse a su persona dejando ver algo de sorpresa en su expresión, cambiándola a una de enojo inmediatamente: en la cual se notaba la ferocidad dirigida a él.
– Hum – Naruto se incorporó lo más recto que pudo y cruzó los brazos, sin deshacer el gesto bravo de su rostro, sin darse cuenta de que le agregaba un pequeño puchero a sus labios.
¿Tan enfadado estaba? ¡El prácticamente le había hecho lo mismo! Humillarlo frente a toda la escuela con algo de color, ambos se salieron con la suya en las distintas ocasiones; Él no era la única víctima ahí.
Sin embargo, no reclamó su ira y se le quedó viendo por unos momentos, su cabello había tomado una tonalidad un poco naranja por la combinación de color, tal vez lo había lavado tanto que deshizo el pigmento, solo que no lo suficiente como para hacerlo desaparecer por completo. Traía un short negro que le llegaba a las rodillas, y una playera naranja simple, agregándole unas sandalias a sus pies.
El silencio del ojiazul era inquietante así que decidió dar el primer paso.
– Yo...– Pero no pudo, la mirada atenta lo escrudiñaba sin reparos, así que en un rápido suspiro le extendió la camiseta sin pensar tanto. Tal como el rubio había hecho cuando se la quiso dar en el baño aquel día. No había pensado como regresársela, hasta ahora. Ni siquiera meditó en sus razones, simplemente quiso contrarrestar esa infeliz aura a su vecino.
Solo era eso ¿verdad?
Naruto apaciguó su fiera interna y se desconcertó ante el gesto del pelinegro, quien seguía en la misma posición, sin ceder la mirada; solo que no supo descifrarla, era neutral; pero notaba algo más tras ella.
Extendió la mano y tomó su camiseta, aquella que le había cedido ese día; sin separar su vista de la oscura. No sabía que decir, era un raro deja vu con los lugares intercambiados.
– Yo la... la lavé, apestaba. – Agregó el Uchiha ante el mutismo del otro, aunque lo ultimo no era del todo cierto, si tenía cierto aroma; pero no le disgustaba, y el hecho de que haya estado cómodo con ella puesta no le agradaba.
– ¡Ah! ¡Eso es bueno, dattebayo! Tenía dos semanas sin lavarla hehe~ – Y ahí estaba el Naruto revoltoso que conocía, todo rastro de seriedad que había mantenido momentos antes se esfumó, para dar paso a esa sonrisa grande y brillante. Y solo bastó tratarlo como siempre lo había he-
Espera ¿Qué dijo?
¿¡DOS SEMANAS!?
– ¿¡DOS SEMANAS!? –Se exaltó al repasar lo dicho por el ojiazul – ¡Que asco! ¡Tuve esa cosa puesta todo el día! – Sintió un escalofrió en su espalda al recordar que incluso la había olfateado imaginando que era el aroma varonil del rubio; resultando que en realidad era el sudor y suciedad acumulado en medio mes.
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Entre Broma y Broma, La Verdad se Asoma.
HumorNaruto y Sasuke nunca se han llevado bien, tuvieron un comienzo algo brusco en el que el desarrollo de su relación se ha basado. Y conforme van creciendo se dan cuenta que por desgracia y azares del destino, el otro siempre será parte de su vida. Un...