Catástrofe por Amor: Ilusión.

PRÓLOGO

Amor... ¿Qué es?, ¿Por qué  todos sienten una necesidad de poseerlo?, ¿Por qué es tan difícil de conseguir para unos y tan fácil para otros?,
¿Por qué yo no lo tengo?...

A lo largo de mi vida he entendido y aprendido muchas cosas, considero que tengo un alto coeficiente intelectual, por lo menos para resolver mi vida. Lo cual es muy útil y deberían felicitarme considerando que en ninguna preparatoria en ningún momento de ninguna historia te preparan para la vida, es decir, ¿En qué ámbito de mi vida tendré que usar los malditos alcalinos?  ¿Y de qué diablos me servirán las clases extracurriculares de religión para ahorrar mi dinero y no tener deudas cuando tenga que vivir sola?

En fin, soy inteligente, y no sólo para mis tareas escolares, aprendo rápido cualquier cosa que quisieran enseñarme, sea útil o no.
Pero, en mis 17 años de vida y 10 de conciencia, lo único que jamás he podido descifrar ni con un puntero láser, es el amor. Me refiero a que jamás he estado enamorada, nunca he sentido lo que es amar a alguien y ni siquiera he dado mi primer beso (i know, qué vergüenza), mientras otras personas a sus 15 ya tuvieron sexo en el sofá de la sala a escondidas.

Pudiera preguntarle a alguien de mi familia para aunque sea tener referencias, pero en cuánto a padres los míos se divorciaron cuando yo tenía 10 años; solían discutir todo el tiempo, todo el día. Mi padre era alcohólico, o como él lo llamaba: Hombre Divertido. No logro recordar un día en que lo haya visto sobrio, y supongo que mi madre tampoco, pero sí tengo de forma permanente en mi cabeza los gritos desde la sala, su habitación, la cocina, el comedor y en cualquier rincón de la casa. También recuerdo salir del baño de huéspedes donde me encerraba por horas con una almohada cubriendo mis oídos para no tener que escucharlos y sentir miedo, cosa que sentía diario cuando veía a mi padre entrar por la puerta con una botella en la mano.

Sorprendentemente fue él quién tomó la decisión de separarse, y un día los gritos terminaron, ya no había más baño de huéspedes para mí, y sólo estaban las maletas de mi padre que él mismo hizo sin ningún tipo de queja. Se despidió de mí con un beso en la frente seguido de las palabras: "Esto no es tu culpa."
Ciertamente a mi edad, no entendía porqué se fue, no entendí porqué no me llevó con él; aunque fuera algo que no quisiera a mi entendimiento de ese momento se me hubiese hecho lindo que quisiera irse conmigo. Ahora sólo intento entender el por qué tenía que pensar que todo lo que había pasado y que el hecho de que se fue era mi culpa para que sintiera la necesidad de decírmelo.
Dos años después mi madre y yo estábamos en el centro comercial celebrando mi cumpleaños y recuerdo las palabras exactas de ella al ver a mi padre totalmente recuperado del alcohol, o eso parecía ya que lo vi dándole un sorbo a una cajita de jugo de uva mientras que su nueva esposa, a la cual no le logré ver la cara cabe destacar, tomaba una cerveza. Mientras le sonreía a sus dos lindos hijos.

"Maldito bastardo." Fue lo que gritó en sus adentros y dijo entre mordiendo sus labios, mientras veía caer las lágrimas de sus mejillas sobre la mesa con una mirada de odio y desprecio que jamás había percibido en ella, nunca. Desde ese entonces sólo logré entender a la perfección lo que son las decepciones; cuando vi a mi padre tan feliz comprendí que a lo mejor no éramos suficiente para él y por eso se encargó de decirme antes de irse que no era mi culpa. ¿A eso se refería?, ¿No era mi culpa que él tuviera más espectativas que jamás llenamos y su salvación fue alcoholizarse? Tal vez era eso.
Comprendí que a tal vez tenía que cambiar de ambiente para mejorar... Y no mentiré, sentí toda la desilusión entrando por mis poros cuando vi a mi padre irse y luego la sentí incrustándose en mi corazón cuando lo vi con su nueva familia. Pero luego sólo me resigné y acepté que a veces las personas que son importantes para ti no querrán quedarse contigo porque tú no eras tan importante como así lo creías y, eso está bien; te ayuda a comprender que en la vida de todos pueden ser tan reemplazables como irremplazables, lo único que cuenta y a veces duele si no es lo que querías y duele si sientes que te equivocaste,  es decidir a quién reemplazas y a quién no, y sonará un poco fácil, pero esa decisión puede costarte más caro de lo que parece.
Eso hizo él, decidió reemplazar a su vieja familia por una nueva y mejorada, y sus decisiones nos salieron caras a mí y a mi madre. Algo que cargas en una vida injusta es que no sabes por qué te toca a ti cuando siempre intentas hacerlo mejor cada día y pareciera que el destino te compensa poniendo el bienestar emocional y a veces económico, de tu día a día en manos de otra persona.

Desde ese día no he vuelto a saber de mi padre, jamás se comunicó con nosotras y bueno, dejé de esperar y dejé de extrañarlo, no porque quisiera, sino porque sentí la responsabilidad de ser un Pilar para mi madre; tal vez si ella no me veía con tristeza, la de ella disminuiría un poco más. Cuando pienso en él sólo me pregunto si a veces, aunque sea una vez al día nos recuerda...

Mi madre por otro lado no le gusta ni mencionarlo y lo entiendo, sufrió muchísimo por quererlo como lo quiere. Esa es otra cosa que entendí del amor; cuando lo aceptas también aceptas que puede doler tanto o más de lo que puede hacerte feliz...
Ella dice que no quiere hablar de él para no hacerme daño, pero sé que no quiere hacerse daño así misma hablando de la sombra de su recuerdo, que aún la atormenta. Supongo que en una relación como la que ellos tuvieron, ni ella logró saber que lo que es el amor o por lo menos, sentirse apreciada.
Así que nos tenemos a nosotras y nada más, no tengo más familia además de mi tía Bree; hermana de mi mamá, la cual veo muy esporádicamente como en fechas especiales porque no se llevan bien y cada que pregunto la razón, hay un gran silencio incómodo que termina en un... Hablamos de eso después.

Conclusión de todo esto: Tengo una familia disfuncionalmente rota.