¿Quién soy yo? ¡Yo soy....

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El muchacho de cabellos cenizos parecía tener un transtorno de doble personalidad, la primera salió en si niñez, desde que sufrió constantes maltratos, rompiendo sus esperanzas una y otra vez, aunque eso no le impedía tener deseos, ahora que era joven le llamo a esa personalidad Aurelius. Mientras que la otra la desarrollo en su adolescencia, esa personalidad tan agresiva, con sed de venganza y tan arrogante, pero no era nada más que para protegerse y que nadie notará que Aurelius estaba allí.

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Desde que despertó no podía estar tranquilo, por lo que se escapo del lugar llegando a un lago desconocido, aún con el dolor de cabeza y su cuerpo vulnerable lo hizo, una persona lo vio y le ofreció quedarse unas horas ahí mientras que su dolor cesaba, el solo acepto por qué no quería ser “raptado” por el imperio o por el abismo. Era un lugar algo humilde, solo con lo necesario.

No pudo creer que esa persona se ofreciera a ayudarlo, ya que en este momento aún tenia cuernos, ¿No le provocaba miedo eso?

Entrecerro sus ojos mientras miraba el techo de madera, como si en ese sitio se encontrara la solución a todos sus problemas.

Sus ojos se humedecieron comenzando a derramar lágrimas, no sabía por qué lloraba, si porque jamás volvería a ser un humano ya que su metamorfosis estaba completa, el intentar revertirla solo le causaría más daño, era algo que antes no se atrevía a decirselo a Silvana, estaba condenado a vivir como un semi humano o un orco. No había más.

No quería volver a ser encerrado, aún estaba a tiempo de volver al abismo, poder cambiar el mundo a su manera, esa era la única opción que tenía, ahora su sentido común le pedía a gritos volver al abismo, si se iba con los del imperio probablemente terminarían traicionandolo.

—Todos... Todos lo de ahí son unos hipócritas, si... Es verdad, no sé cómo pude creer en todas sus palabras.

Era mentira. El solo estaba tratando de engañarse a si mismo, para creer que el afecto e interacciones que tuvo con Alu, Harith y Silvana eran solo actos vacíos, para que así pudiera renunciar a ellos fácilmente.

—¿Que es lo correcto? ¿Que es el mal? ¿El abismo realmente es malo?, Antes había equilibrio, pero dijeron que el imperio lo destruyó.

Sus profundos y confusos pensamientos comenzaron a provocar que su dolor aumentará.

No quería nada de eso, el solo quería vivir como alguien normal, aunque es imposible para la persona que fue bendecida por el señor de la luz y el de la obscuridad, aunque no lo deseara en cualquier mando lo harían utilizar ese balance que solo el tiene para corromper a la luz o a la obscuridad, según el lo deseara.

—Lo que tengo fluyendo por todo mi ser, ¿Es realmente una bendición o una maldición? ¿Seré un objeto del bando que elija o seré lo que yo desee ahí? ¿Por qué esto tiene que doler tanto?

Suspiro de una manera pesada, estaba ensimismado en sus pensamientos hasta que la puerta de madera se abrió, mostrando a la misteriosa persona, está pudo ver en la mirada del joven su notoria confusión por lo que se acercó a su lado.

—¿Cuál es tu nombre?—pregunto la persona sentándose a su lado.

—Dyrroth.... Aurelius.... No lo sé...

—Te llamaré Dy entonces—susurro.

—¿Por Dyrroth?

—No, solo Dy. Es un apodo, así que podemos darle el significado que quieras, como si fueras la persona que deseas ser, ¿Cómo quieres ser?

No le dió tiempo de responder, la persona después de eso se puso de pie y se marchó nuevamente, pues el ruido del exterior nunca cesaba causándole intranquilidad a esa persona.

¿𝓠𝓾𝓲𝓮𝓷 𝓼𝓸𝔂 𝔂𝓸?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora