─Por el bien del lugar en el cual usted vive debe exterminarlo a toda costa, de lo contrario manchara con sus asquerosas manos este hermoso lugar. ¿Entendido? ─ Al decir aquello le entrego una pequeña caja de madera, la cual contenía una de las mejores medallas que cualquiera podía recibir dandole poder y superioridad ante otros caballeros.
─Mis armas se bañaran con la sangre del principe. Protegere el imperio ─ Con eso se dio por finalizada aquella "conversación". Se puso de pie y se marchó del lugar, el capitán Tigreal realmente estaba atonito ante lo escuchado ¿realmente le pidió que asesinara a su hijo?, aún su alma pertenecía a la luz y a pesar de eso se lo pidió.
Su caminar era lento dirigiéndose a lo que se había convertido en la nueva habitación del menor, al abrir la puerta lo vio mirando desde el balcón con sus pies descalzos, se acercó aun mas a el acomodando su espada, una vez que estuvo lo suficientemente cerca pudo ver que el príncipe estaba con los ojos cerrados y una respiración agitada.
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─¡Miente!, yo no abandone la luz por que yo quise...
─¿C-Castigado?
─¿¡Entonces que soy!? ¿Realmente soy un humano o solo un orco?
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El pobre chico hablaba dormido con una voz en su cabeza, era el señor de la luz, ya le había hablado aquella vez que Silvana rompio por primera vez el cristal en su pecho.
Las lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas, pero había algo mal con el, de un lado sus lágrimas eran de sangre.
Tigreal al ver eso acomodo su espada atacandolo por la espalda, lo que no espera es que el joven en ese preciso momento se dejara caer al suelo para continuar con su llanto, pero al escuchar como la base del balcón se rompía se dio la vuelta encontrándose con el capitán del imperio.
Todos los sonidos no pasaban por alto por lo que pronto Silvana abrio de golpe la puerta encontrándose con su hermano sentado en lo que quedaba del balcón y el capitán amenazando en asesinarlo.
A través de sus prendas comenzaba a brillar sutilmente aquel cristal en el pecho de Dyrroth, ya no sentia dolor nuevamente solo invadían su cabeza esas torturas que tuvo que sufrir para convertirse en el demonio perfecto. El estaba delirando,no podia estar de peor manera.
─Me engañaste─Murmuró, pensaba que todos en el imperio eran malos a excepción de su hermana que segun lo buscaba muchas veces ─¡Ustedes querían capturarme! ¡Y tu participaste en ello!
Señaló a su hermana quien trataba de acercarse a el, pero este solo se subió en el borde del balcón amenazando con dejarse caer,Aurelius no soportaría la caída, pero para Dyrroth ese no era un problema.
Tigreal sin dudarlo ataco pero su arma fue derretida por las manos del joven, del cual le volvían a salir sus colmillos y cuernos, pero su apariencia seguía siendo humana.
Al poco tiempo la espada de Tigreal se convirtió en un mazo lleno de brillo, cuando iba a tomarlo Silvana lo hecho hacia atrás tomando la mano de su hermano para que no se dejara caer, de inmediato lo vio derramar un par de lágrimas.
─H-Hermana... te lo suplicó... s-sa... sal...va..me─Al decir eso se desmayo, antes de que pudiera caer del balcón lo sujeto.
─¿Por que, capitán? ¿por que?─Había olvidado ese detalle, nadie quería a su hermano vivo y no lo entendía ─Todos quieren lastimarlo...
Se aferro al cuerpo de su hermano viendo que aquel cristal brillaba con poca intensidad, queria apagarlo para siempre.
─Es por el imperio─murmuro el de gran armadura para después tomar el mazo─Por el honor del imperio.
Odiaba escuchar eso de la persona que se hacía llamar honorable, cargo a su hermano entre brazos para llevarlo a su habitación, una vez allí lo recostó en la cama acomodandolo en las sábanas para finalmente recostarse a su lado, el rostro de su hermano demostraba inocencia y dolor, ignoraba los cuernos que tenia, no importaba su apariencia, el seguiría siendo su hermanito.
─Te protegere, a ti y al imperio... hasta el final.─murmuro tomando la mano del pequeño para finalmente caer rendida ante el cansancio de su cuerpo y mente
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¿𝓠𝓾𝓲𝓮𝓷 𝓼𝓸𝔂 𝔂𝓸?
FanfictionDesde que tengo memoria crecí en el abismo, sin embargo tres rostros suelen causarme cierto dolor, cada vez que trato de descubrir quienes son un fuerte dolor de cabeza se adueña de mí. No se quien soy, ni quien fui. Solo se en quien o en que me h...