-Joven príncipe, ¿realmente esta rechazando mi oferta?
Ser el príncipe del abismo no es sencillo para mi, tengo que lidiar con sucubos que a mi parecer son repugnantes, ¿por que pienso eso?
Varias de ellas apuestan cinicamente quien lograra estar a solas con el príncipe del abismo.
Yo soy quien los llevara a la victoria, no debo perder mi tiempo con cosas tan ridículas como el divertirme con ellas.
-Ya te lo he dicho y mi respuesta no cambiara-ciertamente estoy harto de escuchar todos los días estos tipos de peticiones.-Si es todo lo que querías decirme, vete.
-Como ordene, príncipe.
Finalmente se fue, para ser sincero el abismo es algo aburrido, no hay nada interesante que hacer mas que entrenar a los orcos, seguramente ya imaginarán mis metodos.
Ah, es tan reconfortante el ver como me miran con odio, pero gracias a su posición no pueden decirme nada. ¡Son tan lamentables!
Debo de reconocer que también hay personas que hacen una buena labor, por ejemplo el guardián del abismo;Terizla, Thamuz, Selena y claro, sin dejar de lado a Alice, que ella me hace sentir la emoción más cercana al aprecio, ya que ella me ayudo a sobresalir, y desde entonces me converti en su obra maestra.
-¡Príncipe! Hemos encontrado una aldea en los límites de el imperio, parece que su población esta muy aislada. La señorita Alice quiere que nuestro príncipe vaya a verla.-dijo un orco poniéndose de rodillas ante mi sin levantar su mirada.
Una sonrisa se poso en mis labios, al fin algo digno de mi tiempo.
Mire que cerca se la entrada unoa cabellos rosados sobresalían, seguramente Selena también estara presente.
-Ha... Esta bien, ire.
Tras decir eso me puse de pie abandonando mi trono, fue en cuestión de segundos para que unos orcos lo prepararan para llevarme, fue entonces cuando negué con mis manos.
-No, esta vez ire caminando.- ellos se ven confundidos, deberían de estar agradecidos, casi nunca soy amable.
Comence a caminar hasta encontrarme a una Selena con una sonrisa traviesa, si, puede que sea muy buena en sus deberes, pero el que sea tan alegre me irrita.
-Fufu... Esta vez parece que vendrás caminando~
Susurro mientras colocaba una de sus manos en mi hombro, se a donde iba eso, seguramente tendria que soportar sus platicas aburridas, podria optar por ignorarla, pero se vuelve muy agresiva.
No es como si le temiera, pero prefiero no tener conflictos con ella.
-A veces hablas solo. Para ser un príncipe tienes pasatiempos raros.-comento tratando de iniciar una conversación, a decir verdad tampoco esperaba eso, asi que era normal no saber que responder.
-Uh... ¡Esta más que claro el por que lo hago!, nadie mas que Alice y Thamuz son buenos platicando.
Ah, ya va a iniciar, me esta mirando y parece no estar contenta con mi respuesta, debo de arreglarlo o de lo contrario habran daños.
-Cierto, me olvide de ti. Es interesante hablar contigo... Siempre y cuando no cambies de forma-Añadí deseabdo que con eso sea suficiente para ella.
Una pequeña y sutil risa salio de sus labios, al parecer le agrado eso, fue entonces cuando se tomó el atrevimiento de tocar mi cabello. ¿¡Que le sucede!?
-Quizás tengas razón en cuanto a mis cambios de forma... Pero... parece que hay alguien que no cambia de forma y es muy agresivo-su mirada se enfocó en mi rostro, ¿Era yo a quien se refería?, mientras lo pensaba ella continuaba tocando mi cabello-Ah... te verias mejor siendo rubio.
Estaba a punto de reclamar pero me vi interrumpido por su "llegamos", ciertamente la aldea era pequeña, pero parecía tener muchas cosas, ella me volvio a mirar con una tierna sonrisa, pero algo macabra a la vez.
-¡Llevemos al abismo a la victoria!
Exclamó alegremente, lo unico que me agrada de ella es que conpartimos el mismo deseo; hacer que el abismo sea victorioso una vez.
Pero hay algo que me inquietaba, pues lo que nos diferenciaba es que ella siempre lucia feliz y yo no lo era. Ni un poco, es me frustra
"Por ahora veremos lo que esta aldea nos tiene preparado"
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¿𝓠𝓾𝓲𝓮𝓷 𝓼𝓸𝔂 𝔂𝓸?
FanfictionDesde que tengo memoria crecí en el abismo, sin embargo tres rostros suelen causarme cierto dolor, cada vez que trato de descubrir quienes son un fuerte dolor de cabeza se adueña de mí. No se quien soy, ni quien fui. Solo se en quien o en que me h...