Si, en efecto...
Se hacía llamar la ciudad anillada...
Un lugar alejado y escondido, donde solamente podían acceder los más valientes y curiosos.
Aquella ciudad no era más que un mito para las nuevas generaciones, sin embargo, era más real que el fin de la llama...
Mientras el reino de Lothric colapsaba por el fin de la era de fuego y la ausencia de los señores de la ceniza...
Los latentes despiertos intentaron reavivar la llama sin mucho éxito...
Y entre todos, un latente se abrió paso por la ciudad...
Curioso, perdido, maravillado...
Ni siquiera la dura batalla que tuvo contra los señores de la ceniza o la propia alma de cenizas se comparaba con la sorpresa de aquel latente...
Con anterioridad había liberado un mundo de pinturas, asesinando a la opresiva líder que se encontraba...
Y ante todo... Su camino siguió...
Si, en efecto....
La cueva del abismo le ha llamado....
Frente a los ojos del latente se hallaba un dragón, antaño adorado por los humanos, actualmente repudiado...
La batalla fue dura, si....
Pero el dragón no era rival para el latente y con ello...
Su misión dio fin...
Pero no para el dragón........