Capítulo Doce

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Ella caminaba sin parar por un precioso prado.
Sonreía como si toda preocupación no existiera en su vida. Aunque sabía que la vida no era color rosa a pesar de todo. Aun así, seguía sonriendo con una buena sonrisa.
Se percató que donde estaba, estaba junto al niño al que conoció hace más de diez años. Un niño hermoso que le gustaba por la visita que hacía cada semana en casa de sus abuelos. Uno que siempre le gustaba verla tocar. Aunque solo llevaba muy poco tiempo en clases de piano.
De pronto, comenzó a sentir dolor.
Cuando ella se miró los pies, los vio prisioneros. Atados con unos grilletes.
Se percató que estaba desnuda en aquel prado y que, junto a ella, estaba él. La persona que le había convertido en los últimos días en su prisionera.
Desnuda con unas cuerdas sobre su sexo, Anne comenzó a rezar mientras que Kilian le hacía suya.
―Anne, despierta.
Kilian le dio con el látigo y ella sintió que algo se removía en su interior. Eran sensaciones diferentes a cuando estaba con Osman.
Anne se percató que estaba muy mojada cuando Kilian metió su polla en su vagina.
De pronto, cuando miró a la persona que le estaba poseyendo; se asustó al ver ahí a alguien que menos esperaba.
Ella pataleo para quitárselo de encima, pero fue imposible. Ya que sabía que con él todo no era como Kilian. Como el hombre que se había convertido en amante durante ese tiempo en Las Cumbres.
―Anne...
Ella despertó rápidamente y se notó empapada en sudor.
Cuando miró hacia su lado derecho, se percató que Kilian estaba a su lado y asustado.
―Tranquilízate. Ha sido una pesadilla.
―Dame un vaso con agua, por favor ―dijo ella.
Kilian se levantó de la cama y fue a buscar un vaso con agua.
Anne comenzó a pensar en Decir como un puñal que se le clavaba muy despacio sobre su carne. Pero sabía que era la primera vez en mucho tiempo que no había soñado con él. A su suerte, ese hombre estaba lejos de ella y no la encontraría.
Kilian regresó con el vaso con agua y le dijo:
―¡Estas bien!
―Lo estaría. Pero es cuanto sueñas con el hombre que menos esperas, todo se vuelve gris.
―¿Con que hombre? ―Kilian frunció el ceño.
―Con Demir.
Anne respiró profundamente y le dijo un poco después:
―Demir fue mi primer novio antes de la universidad. Éramos inseparable ―dijo ella―. Tanto que hacíamos todo junto. Íbamos a ir a la misma universidad. Pero como en toda pareja todo llega a su fin. Él comenzó a ser tan déspota que no media su nivel de hacerme daño. Con suerte, no llegue a estar embarazada tras lo mucho que manteníamos relaciones. Si no, hubiera sido mi fin. Como lo ha sido en estos días.
Kilian no supo que decir. Salvo que salió una pregunta de él:
―¿Y fue por eso por lo que te has comportado groseramente con todo el mundo?
―En realidad cuando empecé a revelarme, fue al poco tiempo después de que mi padre se enterase de nuestra relación. Mi padre no la aceptaba. Pero le doy gracias a ello. El peor tiempo fue cuando me enteré de la enfermedad mortal de mi madre.
Kilian se sentó en la cama y no supo que decir. Lo que si sabía que tras el comportamiento de ella los habían llevado a estar juntos. Algo que siempre le agradecía a Dios y a sus padres.
―¿Has vuelto a saber algo de ese tal Demir? ―le preguntó.
―No. Lo último que supe fue que él estaba prófugo de la justicia por tráfico de drogas. Pero en las noticias se hablan de muchas cosas. Demir fue peligroso para mí después de dejarle.
―¿Te hizo algo?
―Se obsesionó por mí y tuve que pedirles a mis padres que me ayudarán. Lo hicieron y pusieron una orden de alejamiento de diez años. A mí suerte, esa orden de alejamiento acabo hace un mes.
Pero en la mente de Anne había otra cosa más. Algo que en realidad pasó y no sabía si continuar contándole a Kilian el motivo por el cual se obsesionó por ella.
―¿Te ha molestado?
―No. Y desde que estoy aquí estoy más a salvo. Así no sabrá donde estoy.
―Perfecto. Así estarás tranquila aquí. Y otra cosa que te digo es que no le cuentes nada a Katherine. Esto es entre tú y yo.
―Tampoco voy contando mi vida privada, así como así, Kilian.
―Conmigo lo has hecho.
―Es diferente. Te he confiado mi vida privada por qué he querido. No por que vaya a casarme contigo.
Kilian se acercó a ella y le dije a la cara:
―Te mereces un castigo tras como me estás hablando, Anne.
Pero ella no le dijo nada. Salvo que Kilian se río entre dientes.
―Vamos a desayunar ―volvió a decir él―. Tengo cosas que hacer antes de cenar contigo en el balcón esta noche.
―¡No me habías dicho que íbamos a cenar!
―No te lo he dicho, por que acabo de pensarlo. Así que ponte más guapa de lo que ya estas. Aunque tu ya sabes lo que me pone.
―Si esto es ahora que tan solo llevamos casi tres semanas, no me imagino en nuestra vida de casados, Kilian.
―No me hagas enfurecer, Anne. Porque ya sabes cómo van las cosas conmigo.
―Lo siento.
―Ponte algo y vamos a desayunar.
―Vale. Pero hoy hago yo los desayunos.
―Por mi perfecto.
Después de unos segundos, ambos se vistieron y fueron a desayunar.
Mientras que Kilian saboreaba las tortitas de Anne, se dio cuenta que aquella mujer lo tenía todo. Incluso que era buena cocinera. Pero no se preguntó de donde venia esos dotes culinarios, si no, por qué le llamaba tanto la atención una mujer tan caprichosa como ella. Él sabía que le ponían las niñatas, pero Anne superaba el límite de cada lugar de su ser. Un límite que lo volvía loco cuando le desobedecía y tenía que dominarla.
Cuando terminaron de desayunar, Anne comenzó a recoger los platos y Kilian se marchó para ir a varios lugares. Entre esos lugares, tenía en mente averiguar todo sobre la vida de Anne del pasado. Y sabía que el único que sabía todo eso, era su padre.

Pasiones Ocultas (Mi Amuleto #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora