Capítulo Catorce

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Él se levantó a las 9 de la mañana aquel sábado.
Osman pensó en Anne y cuando logró quedarse dormido, soñó con ella y en un lugar que nunca pensó que estaría. Encadenada en una de las mazmorras de la mansión Las Cumbres. Eso le excitó mucho y tuvo que relajarse para calmar su erección.
Después, él fue hasta la ducha y se dio una de esas duchas lentas.
Cuando salió y se vistió, fue hasta la cocina y comenzó a hacer su desayuno.
En pocos minutos, comenzó a desayunar y pensó en la manera de entrar en la mansión y pedirle explicaciones a Anne de por qué estaba en aquel lugar. Pero sabía que era arriesgado si la persona que lo retenía no la dejaba sola ni un minuto. Algo que lograría, aunque le costará la vida.
Después de desayunar, fregó el plato y el vaso.
En breve, se marchó a la facultad.
Mientras que conducía, él pensó en Katherine para que la dejarán ver. Pero Osman sabía que sería muy complicado. Ya que tras lo ocurrido el día anterior, Kilian no lo permitiría.

Ella se despertó.
Cuando levantó la cabeza de la almohada y recordó que había dormido en la mazmorra. Pues también recordó porque lo había hecho. Algo de lo que había arrepentía desde el instante en que lo recordó.
Ella salió de la mazmorra en pocos segundos y fue hasta la cocina. Quería beber un vaso con agua y volver a la mazmorra.
Cuando llegó a la entrada de la cocina y el salón, se percató de lo hermoso que era el piano.
Ella se acercó a él y recordó cuando lo tocaba cuando era una niña.
Anne se sentó en la silla y abrió el piano.
Recordó aquellas notas que solía tocar cada fin de semana en casa de sus abuelos. De cómo las visitas que recibían, les encantaban verla tocar. Aquello era una época en la que no había sido tan rebelde como hasta hace varios días atrás. Antes de que Kilian formase parte de su vida y le quitaba esos caprichos que tanto tenía en su cabeza.
Las notas comenzaron a envolverla cuando tocó cada tecla. La música le hacía sentir diferente a la mujer que había sido tras conocer a Demir y a Osman.
Él apareció por la puerta del salón y no le dijo nada. Solo escuchó las notas que le eran familiares.
En una de las partes, Kilian recordó las notas del piano y se preguntó cómo es que Anne la tocaba. Y lo que era peor, donde había escuchado esas notas.
Por unos momentos, todo encajó.
Kilian se marchó a la habitación, se vistió rápidamente y tras diez minutos, se marchó del departamento haciéndose muchas preguntas.
Anne en cambio, escuchó el portazo de la puerta y en breve, continuó tocando el piano para desahogarse. Ya que era la única forma que tenia para poder volver a ser aquella niña que lo quería todo antes de que sus abuelos fallecieran en aquel accidente.

Víctor despertó casi a mediodía, mientras que inhalaba el perfume que le era familiar.
Cuando miró hacia su lado izquierdo, se percató que había pasado la noche con Katherine. Entonces recordó las palabras de Anne y le había dicho y se dijo que ella tenía razón. Debía de continuar con su vida, aunque fuera con la mujer que ella detestaba.
Katherine comenzó a despertar. Y eso por primera vez, a Víctor le había gustado más que el sexo.
―Buenos días, preciosa ―dijo él.
―Esto es un sueño.
―No lo es.
―Buenos días a ti también, Víctor.
―Voy a ir a preparar los desayunos.
―¡No! Quiero estar un rato conmigo más en la cama.
―Vale ―le respondió él y después le abrazó―. Luego iré contigo a la mansión. Quiero ver a Anne y darle las gracias.
―No voy a dejar que veas a esa niñata Víctor.
―Esa niñata, es mi hija Katherine. Y también es la mujer a la que le debes que los dos estemos juntos en esta cama.
―¡Qué!
―Como estas escuchando. Hace tan solo pocos días me llamó para decirme que no dejara de hablarte.
―¿Por qué haría eso tu hija?
―Supongo que será porque ya se ha resignado a estar junto a Kilian y por eso lo ha hecho.
―Pues no me creo nada de ella. Sigue siendo la misma niñata de la fiesta de mascaras que humillo a Kilian.
―Deberías de creerlo. Fue desde el teléfono de Kilian desde donde llamó. Supongo que tu hermano hablaría con ella y le haría entrar en razón. Algo que a Anne es casi imposible de hacer.
―Pues algo trama. Algo que no voy a tardar en averiguar, Víctor.
―¡Katherine!
―Dime.
―Cállate y olvida eso.
Después, Víctor comenzó a besar a Katherine sin parar. Tanto, que ella se subió encima de él y volvieron a hacer el amor.

Ella comenzó a leer un libro, cuando terminó de cenar un poco más tarde.
Se había preguntado donde estaba Kilian y por qué no había regresado. Le resultó muy extraño.
El calor de la chimenea que ella había encendido como pudo, le hizo dormir. Ya que se había notado cansada.
De pronto, un ruido la sobre saltó y cuando miró hacia la puerta, se percató que era Kilian.
Ella observó que se tambaleaba de un lado para otro. Entonces supo que había estado tomando.
Anne se acercó a él y ella le cogió diciendo:
―Vamos. Duerme un poco la mona y ya hablare...
―Tú... hassss... puesto... todo... patasss... arriba... tú y... tu forma de ser...
―Tú también has puesto mi vida al revés, Kilian. Yo no tengo quejas de ello.
―Eresss... preciosa.
Pero Anne no le dijo nada.
Solo caminó junto con él hacia la habitación.
Cuando llegaron a ella, Kilian terminó por caerse en breve encima de la cama y Anne junto a él.
Ella le quitó la camisa que tenía puesta, pero él se comenzó a quitarle los botones de aquella camisa a Anne.
―¡Para Kilian!
―Cállate. Quiero hacerle el amor a mi niña pequeña.
―Ya no soy una niña pequeña.
Después, él fue rápido y tumbó a Anne encima de la cama.
En breve, él le quitó los pantalones vaqueros a ella. Anne se dejó llevar. Ya que sabía que no tenía otra opción.
Kilian se quitó los pantalones y cuando excitó lo suficiente a Anne, le hizo el amor. Ya que en su cabeza solo había una persona en mente. La niña que un día fue su amiga y la cual tocaba la misma melodía que ella tocó aquella mañana.
Al cabo de una hora, Kilian se había quedado dormido tras los efectos del alcohol.
En cambio, Anne le miró mientras que lo hacía.
Ella comenzó a pensar en todo lo que había pasado. Sus castigos y en su forma de dominarla, habían sido la forma de vida que estaba conociendo. Sabía que, si continuaba a su lado, todo lo que conocía como dignidad se acabaría marchando para estar a su lado.
Anne vio como él respiraba profundamente. Eso le colmaba a ella de paz y tranquilidad. Algo que al parecer no había tenido desde que su madre había fallecido. Algo que ni su propio padre le había dado tras ello.
―¿Que me estás haciendo Kilian? ―preguntó en el aire.
Pero no obtuvo respuesta, solo silencio. Uno lo suficientemente incómodo.
En pocos segundos, ella volvió a tumbar su cabeza sobre la almohada y decidió dormir un poco.
―No pienso dejarte marchar ―escuchó ella de los labios de Kilian.
Ella solo esperaba que fuera un sueño lo que él estaba teniendo. Ya que sabía que tarde o temprano, todo aquello acabaría.

Mientras que él caminaba por los pasillos de su departamento, Osman pensaba en la forma de ver a Anne sin que su carcelero pudiera interrumpirlos.
Él pensó en la forma en que la vio. Nunca pensó que la mujer que amaba estaría tan unido a un desconocido como lo había hecho. Pero a su pesar, odiaba por haber visto aquello con sus propios ojos.
Tras pensar en el pasado que vivió, supo que no volvería a confiar en ninguna mujer. Su hermano mayor también le había traicionado como lo hizo Anne.
Cuando él llegó a la cocina, se sirvió un vaso con tequila y dejó de pensar en todo lo que tenía sobre sus cabezas. Tomando sin parar como había empezado a hacer.

Pasiones Ocultas (Mi Amuleto #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora