Capítulo Trece

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Ella comenzó a despertar, mientras que la luz del sol le daba en la cara.
Cuando se giró, se percató que Kilian no estaba a su lado. Por lo que se preguntó dónde estaba.
Por una vez en mucho tiempo, se preguntó por qué seguía al lado de un hombre que no se merecía nada.
Tras unos segundos escuchando el silencio, ella escuchó los pasos.
Al mirar hacia el lado de la entrada de la habitación, vio a Kilian entrar con algo en las manos. Entonces, solo supo decir para no prestar tanta curiosidad a lo que él traía en las manos:
―Buenos días, Kilian.
―Buenos días, señorita Fermosel.
En pocos segundos, Kilian se sentó en la cama y le entregó algo que la quedó sin palabras.
―¿Por qué me das mi teléfono móvil?
―Lo vas a necesitar. A partir de ahora, estaremos juntos en un negocio.
―No me interesa estar en tus negocios. Lo nuestro es por...
―...no es por convenio. Ahora necesito que estés conmigo veinticuatro horas del día.
―Ya lo estamos.
―Te equivocas. Te quiero en mi cama, en mi trabajo y en mi vida siempre. No voy a dejarte sola.
―Todo esto es porque te conté quien era Demir.
―No ―respondió él―. Todo esto es porque aún sigues siendo mia.
―Y yo te repito que
―¡Kilian! ―escucharon ambos―. Puedes salir. Tengo que presentarte a alguien.
―Voy ―dijo él―. Ponte algo. También quiero que te lo presente a ti. Si es que se trata de algún novio o tu padre.
Ella asintió.
Él le dejó el teléfono encima de la cama y se levantó.
Kilian se marchó y fue hasta el salón, mientras que ella se ponía algo para salir.
Cuando él llegó al salón, se puso la cara en blanco y después le preguntó muy enfadado a Katherine:
―¿Qué hace este tipo aquí?
―Ya se conocen ―dijo ella.
―En realidad no le conozco Katherine ―dijo Osman.
―Yo si le conozco.
―¡Osman! ―la voz de Anne interrumpió de pronto a todos y ella se quedó sin saber que decir.
―¡Anne! ―exclamó el.
Ambos se miraron a la cara y no sabían que decirse. Salvo que ella pensó que le había traicionado al estar con Katherine.
―Pensé que... ―dijo él.
―Que estaba muerta. Pues no lo estoy.
―Que estabas de viaje. Es lo que nos hizo creer tu padre.
―Pues en realidad no ―le respondió―. ¿Qué haces aquí?
―He venido a divertirme. Tal y como lo hacíamos tu y yo antes.
―Y lo has hecho con ella.
―Lo siento.
―No lo sentirías tanto si no me estuvieras mirando a la cara sin decirme nada.
Pero Osman no le dijo nada.
―Y tu Kilian, pensé que habías cambiado y que no eras el mismo cabrón que hizo eso con mi padre.
―Te juro que no sabía nada de esto.
―Ya no te creo.
Pero Anne no dejó de dar explicaciones algunas y se marchó al lugar de donde no tenía que haber salido.
Kilian en cambio, miró furioso a Katherine y le dijo:
―Saca a este hijo de puta de aquí y no quiero volver a verle más. Si tenéis que follar, hacerlo en un lugar que no sea la mansión. No quiero que mi futura mujer tenga que ver a este tipo.
―¡Mujer! ―exclamó Osman―. Que yo sepa, ella no está comprometida.
―Pues ahora lo está. Si no, ve a buscar a Víctor Fermosel y que te dé una explicación de ello.
Pero Osman no dijo nada.
En cambio, le dio dos besos en la mejilla a Katherine y después se marchó de la mansión.
―Eres un cabrón, Kilian.
―Y tu una inútil. No deberías de haber traído a mi enemigo a la mansión. Ruega porque somos hermanos, si no, ya te hubiera castigado hasta provocarte heridas.
―No me amenaces, Kilian.
―Pues deja de comportarte como una niña caprichosa ―respondió él―. Primero castigaste a Anne porque te había quitado a Víctor y ahora que vas a hacerle lo mismo sabiendo que él era su anterior novio.
―¡Has cambiado por esa niñata! Incluso a mí. Que soy tu hermana mayor.
―No he cambiado. Protejo lo que es mio. Así que, como vuelvas a hacerle daño por caprichos innecesarios, te castigare yo a ti en la sala de innecesarios.
Pero Katherine no dijo nada. Solo se marchó del departamento y Kilian fue hasta la mazmorra.

Tras salir de la mansión, Osman comenzó a conducir más rápido de lo habitual para llegar a la casa del padre de Anne, antes de que saliera de la universidad.
Cuando llegó al cabo de media hora, Víctor ya estaba en la puerta de su casa.
Osman comenzó a reclamarle porque no le había dicho dónde estaba Anne y por qué la tenía junto al dueño de Las Cumbres.
Víctor le respondió con la única respuesta que tenía para darle. Entonces, Osman y él se miraron fijamente por unos segundos y después se marchó.
Él conducía rápidamente para llegar a otro lugar que no le conocieran y supo que no se detendría al menos que Anne le llamase para darle explicaciones.
Osman llegó a las afueras de la ciudad, mientras que pensaba en todo lo que había vivido últimamente. Esperaba que eso solo fuera una broma del destino y que Anne no estuviese comprometida con un hombre que le gustaba el dolor y tener muchas reglas.

―Anne, tenemos que hablar ―dijo Kilian entrando en la mazmorra.
―Yo no tengo nada que hablar. Ya me has demostrado que no eres más déspota porque no puedes.
―Te puedo asegurar que no sabía que Katherine se veía con Osman.
―¿Como tampoco me podías asegurar que vigilabas a mi mejor amigo?
Pero Kilian no supo que responder. Ya que sabía que aquello era cierto.
―Déjame sola, Kilian ―volvió a decir ella―. Y toma tu trampa―. Anne le tiró con el teléfono y le dio a él.
Kilian furioso, se acercó a ella y cogiéndola por la muñeca, la arrastró hasta la cama.
Allí, él se sentó en ella y puso en sus rodillas a Anne.
En pocos segundos, Kilian levantó la falda del vestido que ella tenía puesto y en breve, bajó sus bragas.
Anne intentó de levantarse, pero le fue imposible. Ya que Kilian la retuvo.
En pocos segundos, ella sintió su primera palmada sobre su trasero.
―Sabes por qué te estoy castigando.
―Déjame Kilian ―dijo ella―. No tienes derecho a castigarme cuando eres tú quien me ha hecho lo mismo que
Otra palmada le llegó y ella gimió.
―Y yo te repito que no sabía que Katherine había traído a ese cabrón aquí.
Otra palmada más llego y esa fue más fuerte. Por lo que le obligó a ella a salirse de las manos de Kilian. Pero antes de lo esperado, él la cogió y la puso a cuatro patas sobre la cama.
Kilian se bajó los pantalones rápidamente y después metió su polla en su vagina.
Él comenzó a embestir rápidamente para poder llegar al orgasmo. Estaba tan excitado por la última nalgada que le dio a Anne que se había propuesto a follarle hasta que ambos llegarán al orgasmo.
Anne gimió. Y no fue por el dolor en su trasero, si no, por el placer que Kilian le brindaba cada vez que sus cuerpos se unían.
Él comenzó a chocar rápidamente su sexo y eso le excito más. Tanto que llegó al punto de llegar al clímax y darle otra palmada fuerte sobre el trasero de trasero de Anne.
En pocos segundos, Kilian se corrió y notó el orgasmo en ella.
Kilian comenzó a respirar entrecortadamente y mientras que lo hacía, notó que ella también lo hacía.
―No vas a volver a dudar de mi ―le dijo―. Yo no sabía que Katherine había traído a Osman. Así que no me tientes más porque estoy muy cachondo y estoy dispuesto a dominarte.
Kilian salió del interior de Anne y después se marchó. Ya que tenía cosas que hacer.
En cambio, ella se quedó ahí pensativa. Ya que solo sabia pensar en Osman.

Katherine llegó a mediodía a un restaurante que solía frecuentar sola. Pero a veces acompañada.
Ella vio a Víctor comiendo con unos compañeros de trabajo y Katherine no dudo en acercarse a ellos.
Él miró hacia la puerta y la vio. Por lo que se maldijo porque lo menos que quería era verla.
Katherine en la mesa, miró a Víctor, pero dijo saludando a todos:
―Buenas tarde, caballeros. Espero que estén disfrutando de una buena comida.
―¿Que estás haciendo, Katherine? ―le preguntó él.
―Nada. Solo saludar y quedarle a mi doctor favorito que tenemos una cuenta pendiente. Le espero en su casa un poco más tarde.
―Señorita Riaza, usted y yo no tenemos cuentas pendientes. Gracias por la cortesía de saludar.
Katherine frunció el ceño y después se marchó. Pero no se dio por vencida en que Víctor la escuchase.
Él en cambio, continuó con la comida sin pensar en lo que acababa de suceder.

La noche transcurrió muy lenta.
Kilian volvió a aparecer por el departamento, mientras que pensaba en Anne y en lo sucedido aquella mañana.
Cuando entró en la mazmorra, él observó que Anne estaba dormida. Por lo que volvió a salir de esta y caminó hasta la habitación donde el descansaba.
En breve, Kilian se tumbó encima de la cama y dejó de pensar en sus asuntos de trabajo.
Por unos momentos, él pensó en aquella niña del pasado que tanto jugaban cuando se reunían en la casa de sus abuelos durante cada verano. Pero cuando se relajó, se quedó dormido.
Y en sus sueños, comenzó a estar Anne como un ángel que había caído de un cielo que no se merecía.
Ella esperaba en la puerta de la mansión a que Víctor llegase de la facultad. Ya estaba cansada de tener que ir detrás de él y sabia lo que a él le motivaba para bajarle esos humos que últimamente se había gastado con ella antes de que le dijera que no quería verla.
Cuando este llegó casi a las diez de la noche y la vio en la entrada, pensó que Katherine jamás se diría por vencida.
Él salió del coche y caminó hacia la entrada de su casa.
―Deberías de irte Katherine. No tenemos nada que hablar ―le dijo.
―Yo creo que no voy a irme a ningún lado hasta que aclaremos un asunto.
―Vete o...
―¿O qué? ―dijo ella acercándose a un milímetro de él―. Vas a llamar a tus guardaespaldas.
Ambos se miraron fijamente a los ojos y después Katherine volvió a decir:
―Déjalos que se unan a la fiesta.
Después, ella le tocó la entrepierna a Víctor y le besó en los labios.
Víctor arrastró a Katherine dentro de la casa y la arrastró hasta la habitación.
Ahí unos minutos después, Víctor y Katherine hicieron el amor. Olvidando todo lo que había pasado. Incluso ella olvido a Osman por una vez. Al igual que a su hermano y a Anne. Ya que todos los hombres que a ella le gustaban, estaban ligados a esa niña de papá.

Pasiones Ocultas (Mi Amuleto #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora